Narra Justin
- ¿Todo bien, bro? - por su rostro parecía que había visto un fantasma.
- Emm si... - se rasco la nuca - necesitamos hablar.
- Seguro, dime - le dije esperando a que hablara.
- Es algo bastante personal y no quiero hablarlo aquí. ¿Estas libre?
- Tengo una hora antes de que comience mi clase de química.
Sin decir más, lo seguí hasta su automóvil y condujo hasta mi casa. Mis padres no estaban así que podríamos hablar tranquilos. Nunca lo había visto tan nervioso y enserio me intrigaba lo que tenía para decir.
Detuvo el motor del auto y entramos a la casa. Todo en silencio. La intriga realmente me estaba matando. Nos sentamos en el sillón y esperé a que él hablara. Como no lo hizo, hablé yo.
- Y bien... ¿Sobre qué querías hablar? – dije calmado. No sabía sobre qué íbamos a hablar pero, por la actitud de Ian, noté que era un tema realmente delicado.
- Antes que nada, tienes que prometerme que nada va a cambiar entre nosotros – hizo énfasis en la palabra “nada”. Creo que nunca lo había visto tan nervioso.
- Por supuesto bro – le aseguré – nos conocemos desde que éramos niños, eres mi mejor amigo – dije con obviedad y él suspiró.
- Justin yo... – colocó las manos sobre su rostro en señal de frustración – no sé si podré decirte... es algo que casi nadie sabe – no entendía a donde quería llegar y ya había comenzado a desesperarme.
- Confía en mí – y al fin pude ver una pisca de tranquilidad en sus ojos.
- Okay... necesito que escuches la historia hasta el final antes de decir algo. Sólo... sólo necesito que me escuches – asentí para que continuara – desde pequeño he sentido que no encajo, y estuve durante muchos años de mi vida tratando de escapar de la realidad, de quien soy yo realmente. He tratado de engañar a todos, pero especialmente, he tratado de engañarme a mí mismo. Un par de años atrás, me dí cuenta que era imposible escapar de lo que siento y sobre todo, escapar de mí mismo; y por fin pude aceptar que... que soy gay. – se quedo en silencio esperando a que yo dijera algo. Sin embargo, mantuvo todo el tiempo su cabeza gacha. Sin mirarme a los ojos. Yo no supe qué decir. Así que me mantuve en silencio.- Yo... lo siento, se que posiblemente no quieras volver a hablarme y lo entiendo pero por favor no me insultes. He tenido que escuchar a muchas personas que sospechaban que soy gay decirme “marica”, que dios no me quiere, que me iré al infierno y... no podría soportar que tú también me digas esas cosas – ví como sus ojos se llenaron de tristeza y por fin pude hablar.
- Escucha, bro – Nada ni nadie va a permitir que cambie la visión que tengo de ti. Eres el mejor amigo del mundo. A veces eres un maldito gilipollas al que quiero romperle las piernas – rió un poco - pero eres la mejor persona que conozco. No te imaginas el orgullo que siento por ti. Se requiere de mucho valor para guardar un secreto así durante mucho tiempo. Imagino lo difícil que ha sido para ti. Pero quiero que sepas que, de ahora en adelante, no estás sólo. Aquí estoy para romperle la cara a cualquier idiota que quiera meterse contigo. – Nos abrazamos – te quiero hermano.
- Gracias – susurró aliviado.
Nos subimos al auto para volver a la universidad. Estuvimos todo el camino en silencio pero no fue un silencio incómodo. Ian detuvo su auto en la puerta de la universidad y cuando estaba a punto de bajarme, me detuvo.
- Espera...
- ¿Qué pasa?
- Siento haberme interpuesto entre Bella y tú.
- Está bien bro, no pasa nada. De todas formas ella no está interesada en mí.
- Estoy seguro de que sí lo está. Sería una tonta si no. – Sonreí de lado.- Isabella es hermosa y tiene un gran corazón...
- Lo sé, es preciosa ¿no? – sonreí al pensar en ella.
- Y tú... tú mi querido amigo, eres la mejor persona que conozco. Así que lucha por ella.
- Eso haré.
