Alguna vez pensaste en cada vez que te subís a un colectivo, subte, tren, ensimismado, con un montón de cosas en la cabeza
"tengo la sube, no? Si si, y el celu? Ah, acá. Las llaves las guardo en el bolso mejor. Espero que llegue pronto sino capaz llego tarde. Tendría que haber salido más temprano"
Cuando subís, como ya sabes el recorrido, te sumergís en el celular o en tu cerebro, en tus ideas y te dispersas, ni siquiera te fijas detenidamente por donde estás, cada tanto levantás la vista para asegurarte que aún no llegas y la mayoría de las veces te levantas sólo, antes de la parada y entre que te levantas y bajás del colectivo/tren/subte es cuando volvés a conectarte con el exterior. Y por unas milésimas ves los árboles, perros, autos y personas y el olor a pasto mojado.
Bajás y el mundo se reduce a pasos apurados, pantallitas táctiles y malhumor si estás "en el medio" de su recorrido autómata; como un tipo de epidemia, a la cual tu cuerpo no resiste y te les unís, y ahí te desconectas de nuevo. Y estando al lado de la persona, es más fácil mandarle un mensaje que usar la voz. Todo lo solucionas con tocar el vidrio con un dedo. Te olvidas de ver, escuchar, hablar, salir. Te resulta fuerte el sol y sufrís la falta de Wi-Fi, tu organismo hace fotosíntesis con la luz azul, necesita el bip o vibración y responder automáticamente.
Te vuelve loco ir a lugares más alejados del centro de la ciudad porque no hay Wi-Fi y la señal es pésima, y eso significa que vas a estar desconectado. Y te torturas y miras la pantalla con la esperanza de recibir notificaciones, sabiendo dentro tuyo que debes tener 3 mensajes sin respuestas y 5 videos de perros sin ver.
Estamos tan dentro nuestro que la gente se sorprende si en algún momento, estando en la calle o un lugar público, necesita de algo o necesita ayuda y alguien la ofrece, porque se avergüenza de tener que parar a alguien en la calle, como si al otro le interrumpieran el trance y lo forzaran a prestar atención a lo que pasa alrededor.
La mayoría de las veces se molesta por tu interrupción y contesta de mala gana, rápido, sin levantar siquiera la vista, para evitar que sigas hablando.
Y de pronto deja de ser sólo en la calle con extraños, sino que en cualquier reunión familia, salida, cumpleaños está el factor epidemia. Como si por publicar lo que estás haciendo e intentar mostrar que estás pasándolo genial, con quién te juntaste, a dónde fuiste, qué comiste, hasta que hora estuviste la salida/reunión fuera mejor y en realidad son un montón de personas frente a una pantalla, compartiéndose cosas entre sí. Se conectan sin conectarse, comparten sin compartirse.
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Refracciones
Non-FictionLa vida no es lineal. No hay un camino correcto ni un orden predeterminado en el que haya que hacer las cosas. Aprendé a ser vos y a ir por tu camino. En este escrito te encontrarás con tu pequeño yo que habita muy dentro tuyo, quien vive de las em...