I.

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Lunes. El mejor día para empezar la universidad, yuju.

Perdón, no me he presentado, queridos lectores. Yo soy Lana, Lana Lindemann. Tengo 21 años, soy alemana-española y soy una de esas chavalas con las que no debes meterte. Ya te darás cuenta de más cosas a medida que pase la historia.

El pisito nuevo cerca de la universidad que mi padre había accedido a pagar no estaba nada mal. Vivía sola. Aunque siempre he estado sola en casa. Mi padre es vocalista de una banda, por lo que siempre está fuera de casa.

Mientras me tomaba mi té mañanero, pensaba en la de cosas que haría el cuarto año de universidad. Había escogido Arte Dramático. Me encantaba actuar y era la mejor manera que tenía de poder desarrollar mi habilidad.

Tras vestirme, preparar las pocas cosas que tenía que llevar, maquillarme un poco, pasar de peinarme y besar mi póster de Kurt Cobain; salí de casa. No me costó mucho llegar, cruzar un par de calles y ya ves a los zombies entrando el primer día de clase.

Esperaba partir de cero, como de costumbre. Había tenido buenos y malos momentos, pero me sorprendió encontrar a personas que no había visto en mucho tiempo. Lo bueno de que las universidades de la rama de arte estén cerca, es que ves a los músicos, escultores, pintores, actores, etc; juntos.

Entre todas esas personas, encontré a Rosalya. No sé cómo, pero me reconoció enseguida.

-¡Lana!-tardó muy poco en saltar a mis brazos-.

-¡Rosa!-Me alegraba de verla-¿Qué haces aquí?

-Ay, Lana. Asisto a la universidad de Psicología. ¡No has cambiado nada!

-Tú tampoco.

-¿A qué universidad vas? No te he visto en años...

-Porque no he estado. Di tres años de carrera en Alemania. Empiezo este año. En Arte Dramático.

Continuamos hablando un rato. No fue mucho porque se tenía que ir, pero hablamos. Me terminó dando su número y esas cosas. Yo, por mi parte, entré en mi universidad correspondiente y empecé a buscar como loca mi horario, aulas, etc. Al final, entré en la clase de un tal Mr. Zaidi, y me senté al fondo.

-Buenos días, alumnos. Yo soy Rayan Zaidi, profesor de Historia del Arte en esta universidad. Durante este año, veréis todo del arte, os apasionaréis por él y os sumergiréis en su historia. Va a ser divertido y... Peligroso.

Escuché a las típicas niñatas de turno que se corrían por ver a un profesor joven. Joder con las pubertas. Noté como, en un momento, el señor Zaidaddy me miraba. Wow, los ojos. Qué ojazos.

Bueno, intercambié una mirada con él que duró segundos. Después, continuó hablando sobre su curso. Cuando terminó, llamó a su mesa a aquellos que quisieran apuntarse a su clase. Yo fui una de las que fue. Tras esperar una cola cortita, llegué frente a él. Era alto, como de 1'85m. Tenía una tez morena pero apagada, cosa que me gustaba mucho. Y unos ojos... Madre mía esos ojos.

-¿Nombre?-no sé por qué, pero parecía que me estaba... ¿Analizando?-.

-Lana Lindemann-dije, neutral-.

-¿Alemana?

-¿Tanto se nota?

-Sí. Yo soy árabe, por si le hace sentir más cómoda.

-Soy mitad española. Y me suelo sentir cómoda en todos los sitios-Mostré una pequeña sonrisa que pareció gustarle-.

-Vaya, sabe sonreír. Cuando estaba sentada parecía que no sabía, señorita Lindemann.

Mientras decía eso, observé su mesa. Tras ver varios lápices, papeles de matriculación, una maleta y algún que otro post-it; me fijé en un libro que reconocí enseguida.

-¿El retrato de Dorian Grey? Un clásico de Oscar Wilde.

-¿Le gusta Oscar Wilde?

-Me hace llorar. Y eso es difícil. El Gigante Egoísta fue mi infancia.

Me entregó la matrícula y unos papeles que a saber para qué eran. Pero, hizo algo que no había hecho con ninguna otra persona. Se levantó de su silla e hizo ademán de entregarme su libro.

-Creo que no le vendría mal leerlo. Otra vez. Me ha encantado que compartamos gustos en la literatura.

Lo frené.

-Mejor quédese su libro. Ya tengo una lectura en marcha-Dejé que un trozo del libro que estaba leyendo se asomase por la mochila hasta que se leyó "El cuer"-Edgar Allan Poe. Un clásico.

Vi como una sonrisilla se asomaba en sus labios.

-Hasta la próxima clase, señorita Lindemann.

-Adiós, Rayan.

Y me marché. Me gustaba llamar a los profesores por su nombre de pila. Todos me miraban raro y algunos se molestaban. Este no reaccionó negativamente. Estuve atendiendo otras clases, como la de Interpretación, pero ninguna fue tan interesante como la de Zaidaddy.

Para ser sincera, siempre me había gustado la asignatura de Historia del Arte. Si pensaba en mi carrera, sería muy interesante sacar matrícula de honor en ella. Pensaba esto mientras caminaba por la calle. Había decidido ir a dar una vuelta por la ciudad, para ver qué había cambiado, pero no me había alejado mucho de la universidad cuando vi una cafetería.

Me acerqué al escaparate para ver un papel que había pegado en él. Había escrito en grande "Se necesita camarero". Pensé que, si quería sacarme un futuro bueno y no ser muy trabajosa para mi padre, debería empezar a trabajar. Así que... ¿por qué no?

Entré en la cafetería y pregunté por el trabajo. Rápidamente salió el gerente y habló conmigo sobre ese trabajo. Tras firmar unos papeles y todas esas cosas, me avisaron de que empezaría al día siguiente y me dieron el horario y el uniforme.

Al darme la vuelta, me di cuenta de que Zaidaddy estaba sentado en una de las mesas. Habría dudado de si acercarme y decirle algo o pasar de largo, pero nunca dudo.

-Hola-dije mientras me sentaba en la silla de enfrente-.

-Vaya, señorita Lindemann. No esperaba verla aquí-noté un poco su sorpresa-.

-Llámame Lana, Rayan. Y venía a por el trabajo de camarera. Me gustaría comentarte algo.

-¿El qué?

Me recompuse en la silla, dejé el uniforme sobre la mesa y dejé mi mochila en el suelo.

-¿Puede darme clases particulares?

Se volvió a sorprender.

-¿Sobre mi asignatura?

-Ajá. Siempre me ha gustado Historia del Arte, y no estaría mal llegar a matrícula de honor.

-Vaya. Ni siquiera hemos empezado el temario... Bueno. Me parece buena idea. ¿Cuándo y dónde?

-Tras la universidad, martes y jueves. El sitio... ¿esta misma cafetería?

Al ver cómo asentía, sonreí. Él me devolvió la sonrisa y yo le di las gracias. Y me fui. Cualquiera interesado en él habría continuado hablando. Yo, no. Un buen primer día.

Sempiterno [CDM UL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora