Y aquí estoy hoy, bebiendo una copa de vino en éste atractivo restaurante con vista al mar, la cuál definitivamente es alucinante, el color dorado de la arena hace un contraste hermoso con el azul turquesa del agua, el vaivén de las olas es tan relajante, sin duda alguna éste lugar es idílico; el venir a vivir a Chipre me ha encantado. *Suspiro profundo*
Pero cómo da vueltas la vida...
Hace unos años no me hubiera atrevido a venir, ni si quiera me gustaba alejarme mucho de casa y menos de Osaka.Ahora soy otra persona, tan diferente a la que solía ser cuando me conociste, ahora puedo expresar lo que traigo en el alma con toda seguridad y he dejado de ser aquella inmadura y cobarde que en su momento no pudo abrir su corazón al amor. Pero como todo, tuve mi largo proceso para llegar a ser una nueva mujer.
(Se acerca el mesero a consultar si la hermosa pelinegra requiere algo más, ella sólo responde: -no por ahora- y sigue disfrutando la media copa de vino que le queda)
Tanta belleza a mi alrededor me invita a meditar, haciendo que recorra los más profundos lugares de mi memoria, momentos buenos y malos que han sucedido, gracias a los cuáles ahora estoy aquí, no puedo arrepentirme, hoy pienso que todo tuvo un porqué.
Vagando entre mis pensamientos, viene a mi mente tu nombre, sabes Yuzu? Estoy agradecida por tanto, lo estaré así hasta el final de mis días, el simple hecho de que hayas aparecido cambió mi vida por completo y aunque ahora no estés junto a mí no dejo de agradecerte y amarte.
Tengo ganas de contarte un poco más acerca de mi. Me llamo Mei Aihara, bueno eso ya los sabes; de mi solitaria infancia no tengo los mejores recuerdos, cuando tenía unos tres años ya notaba que mi padre se ausentaba por mucho tiempo, semanas supongo, entonces me quedaba con mamá, pero era como si me quedara sola, ella siempre estaba ocupada con sus clases de piano y demás actividades que le consumían casi las veinticuatro horas del día, no dedicaba mucho tiempo a mi; la figura de madre para mi la asumió a ratos la niñera que contrataban los fines de semana, que era cuando mi madre definitivamente desaparecería de casa.
En el poco tiempo sobrante que tenía mi madre para mi, siempre fue demasiado estricta y conservadora, para ella el qué dirán era lo más importante en la vida y cada instante en que yo tenía un poco de diversión, ella lo mataba con sus normas de comportamiento social, además para ella la diversión era una perdida de tiempo; conforme fuí creciendo me acostumbré a ello, para mi era normal llevar a cabo sus reglas al pie de la letra, ser perfeccionista en todo se volvió mi meta; mi vida era gris y aburrida.
Ésto empeoró cuando los viajes de papá se hicieron más constantes. Lo extrañaba mucho, ya que él era el único cercano a mi, era el único que me abrazaba y me decía que me amaba. De cierta forma generé un rencor hacia él por no pasar conmigo más tiempo; él hacía todo lo posible por recuperar los momentos que estaba ausente y cada que regresaba a casa, traía un pequeño obsequio para mi, entrando a casa gritaba:
-pequeña Mei Mei ven aquí-
Pero lo que ahora reconozco como orgullo, en varias ocasiones no me permitió correr a recibirlo con los brazos abiertos, esas ganas preferí tragarmelas, ahora comprendo que fui muy tonta por actuar así.
Posteriormente mamá decidió abandonar nuestra familia; escuché una discusión que tuvo con papá, donde ella le decía que yo era mucho peso y que una familia no era lo que la llenaba como persona. En ese momento no comprendí sus palabras, sólo pude ver cómo tomaba sus maletas e iba atravesando la casa y la vi salir de ahí, para nunca volver.
Después de eso estaba aún más sola, mientras papá salía de viaje yo me quedaba en nuestra casa haciéndome cargo de lo que podía y a veces visitaba por meses la casa de mi abuelo. Hasta que un día papá me dijo que era mejor que me mudara para allá de forma permanente, ya que su viaje duraría poco más de un año.
Casi siempre estuve rodeada de todo tipo de lujos y personas en la mansión de mi abuelo, pero siempre sentí un vacío tan grande, todos los días tenía una fuerte presión en mi pecho, esa presión no permitía que llenara de aire mis pulmones por completo; de vez en cuando tenía que forzar una inhalación profunda, sólo así lograba que mis músculos del pecho dejaran de doler por un momento.
Hola, acabo de iniciar esta historia. Trataré de no tardar tanto en publicar lo siguiente ☺️. Espero les guste, dejen sus comentarios 😉