Mis problemas se hicieron mayores al conocer a alguien en secundaria, una persona que con tan solo sonreír mecía mi mundo. La conocí al inicio de curso en la tan renombrada academia de mi abuelo, esa chica era totalmente opuesta a mí y eso era lo que me parecía interesante.
Esa persona eras tú Yuzu, el verte caminar con tanta seguridad y belleza por doquier atrapó mi atención totalmente, ésto me hizo sentir confundida y con un cierto grado de repulsión, pues como es que yo, la nieta del director de la academia, podía sentir atracción por una chica. Así que decidí bloquear mis emociones concentrándome el lo único que me salía bien: hacer que tú y las demás estudiantes cumplieran con las reglas que había determinado la académia para una educación recta.
Pero para mí fortuna eso no fue suficiente, ya que surgió la coincidencia más grande que me costó entender, cuál era? Pues saber que viviríamos juntas, ya que nuestros padres habían comenzado una nueva relación de pareja. Cómo se conocieron ellos?? No sé, pero vaya casualidad.
Esa decisión de mi padre me alteró un tanto, mi vida dió un giro al mudarme a un hogar nuevo con dos absolutas desconocidas, tú y tu madre.
Vivir juntas significaba compartir espacios y eso me hacía sentir sofocada, yo estaba ya muy acostumbrada a estar sola y que nada ni nadie perturbara mis momentos. Así era todo el tiempo en la mansión de mi abuelo, el estaba cien por ciento ocupado en la academia y rara vez le veía la sombra, todos y cada uno de los rincones de ese lugar eran reinados por la soledad.
Las cosas empeoraron cuando te entrometias en todos mis asuntos, me seguías a todos lados, siempre tenías mil preguntas acerca de todo, querías hacer actividades familiares conmigo y eso me alborotaba la existencia, fue así que decidí ponerle fin a esa situacion besándote, tal ves así pensarías lo peor de mí y terminarias por alejarte, pero nunca imaginé que hacer eso tuviera un impacto tan fuerte en mi, raudales de emociones hermosas llegaron sin preguntar. Y tampoco creí que despertaría en ti un sentimiento, un sentimiento que después deduje era amor.
Pero al mismo tiempo de que esas emociones llegaron a mi por vez primera, una voz interna parecida a la de mi madre me repetía una y otra vez que lo que yo estaba sintiendo estaba mal, me decía que yo era una vergüenza para la familia Aihara al hacer ese tipo de perversiones, me decía que besar a una mujer era lo más asqueroso que existía en la tierra, haciéndome sentir miedo y asco por mi misma.
Aunque pocas veces lo expresé, me fascinaban los momentos a tu lado, el sólo hecho de sentir tu presencia agitaba mi mundo una y otra vez.
Constantemente trataba de callar esa voz que me perseguía, intentando dejarme llevar por el momento. Pero esos perfectos segundos eternos en los que me besabas y yo respondía, siempre eran apagados por esa estúpida voz que iba aumentando el volumen dentro de mi. Ésto me hacía huir de tus alrededores.A pesar de que yo era grosera, fría y cortante, tú siempre estabas ahí a mi lado cuando te necesitaba, me apoyaste en muchas cosas, incluso dejando de lado tus propios intereses, tu alma pura estaba llena de compasión.
La oportunidad perfecta para aplacar esa voz idiota que rondaba en mi mente me la dio mi abuelo. Un día fuí de visita a su mansión, estábamos cenando, todo estaba tan callado como siempre, lo único que podía escuchar era mi propio sonido al deglutir la comida, de pronto el silenció fue opacado por la voz rasposa de mi abuelo para decirme:
- El viernes por la tarde me tienes que acompañar a un lugar, por fin llegó el momento de que conozcas a tu futuro esposo-
Yo solo asentí con la cabeza y sin decir más, se levantó para irse a su habitación. Me quedé estupefacta, tenía frente a mi la oportunidad ideal para realizarme como mujer, desde el punto de vista de mi madre y por supuesto de la sociedad, con ésto también podría callar esa voz tormentosa que me tenía harta, pero por otro lado sabía que esa acción me alejaría para siempre de tu lado.
No sabía qué hacer, los principios tan arraigados impuestos por mi madre me decían que estaba en el camino correcto al casarme con aquel hombre y por otro lado un sentimiento en mi pecho quería que me quedara a tu lado por siempre. Fuí muy débil y estúpida y decidí llevar a cabo el matrimonio.