Una vida junto a ti [RUBIUS Y TU] *EN PROCESO*

Tu abrazo

NARRA ANA

Las lágrimas empaparon por completo mi rostro y los constantes sollozos no me dejaban respirar correctamente, entonces lo volví a sentir, ese abrazo de contención y protección que solo el sabía dármelos, que eran únicos y me hacían pensar que nunca iba a recibir otros como estos. Lo respondí sin dudar, y de la nada, pude volver a sentirme en mi cuerpo y calmar mis ganas de seguir llorando, mi respiración volvió a ser la de antes y las lágrimas cesaron.

Luego alcé mi mirada para ver a Rubén, tenía sus ojos, que antes eran de color avellana, ahora algo rojizos y brillantes. Para darme fuerzas torció un poco su boca, intentando esbozar una sonrisa, pero no consiguió nada. Solamente volví a poner mi cabeza en su pecho para relajarme otra vez. Entonces me puse a pensar, nunca me abrí a nadie de ésta manera, y me parecía raro viniendo de mi que, la verdad, soy bastante cerrada y conservadora.

NARRA RUBEN

Mientras veía a Ana destrozada contándome de su pasado, volvieron a mi recuerdos de esa noche en la discoteca. Ella se veía tan deslumbrante y alegre, obviamente que con algunas copas de más, pero aún así, al verla a simple vista nunca te imaginarias que alguien con la energía que tiene ella hubiese vivido semejante cosa, que esté tan rota por dentro, que necesite alguien que la ayude a repararse y volver a juntar sus piezas.

Al terminar de hablarme, por un simple impulso la rodeé en mis brazos. Sentía que necesitaba protección de alguna manera. No podía dejar de pensar el hecho de que no puedo volver el pasado atrás y evitarle tanto sufrimiento. No me voy a cansar de decirlo, ella no se lo merece. Repentinamente mi corazón empezó a acelerarse y me vi obligado a separarme de ella. Ana me dirigió una leve sonrisa, lo cual me alivió un poco

-Gracias por escuchar mi historia tan deprimente- Dijo secándose las lágrimas que quedaron en sus mejillas- en serio, no hacía falta, seguramente vas a andar todo depresivo por ahi por mi culpa.-

-No digas eso, por favor. Me pone bien que me lo hayas contado. Ahora se un poco más sobre ti-

-Bastante diría yo- dijo chistosa, soltando una débil risa, con la cual me dejó ver sus hermosos dientes. Que hermosa se ve, pensé, aunque en este momento eso no importa, lo único que importaba era ella, en qué olvidará esos malos recuerdos o qué por lo menos le dolieran menos.
De repente mi corazón se comenzó a acelerar, sin razón alguna, como si este fuese a explotar. Sentía como si mi cuerpo ya no me perteneciera, como si mis acciones ya no las pensaba sino que estás eran manejadas por impulsos repentinos. La quería más cerca mío, no en el sentido estrictamente de amigos, tal vez para algo más y eso me daba miedo.
-Vete ya Ruben, vete ya... no la vayas a cagar...- Me repetía sin cesar una y mil veces en mi cabeza.

-discúlpame, pero debo irme- Dije totalmente nervioso y apenado mientras me rascaba la nuca mirando al suelo pensando en que excusa diría para que no se diera cuenta- Necesito.... alimentar a mis gatos, sí eso, debo alimentarlos, ya sabes...porque o sino se mueren.

Ella me sonrió de manera triste y se acercó a mi poniéndome mas nervioso haciendo que en cualquier segundo mi sistema colapsara .

-Gracias por escucharme, en serio, me ayudaste mucho- me acompaño a la puerta y me despidió-Nos vemos, cuidate.

Cuando su figura se perdió tras la puerta salí corriendo, quería alejarme de allí. Todo lo relacionado con ella me tenía confundido  y con los nervios a flor de piel. Cuando ya estaba afuera de su edificio me coloque la capucha y metí mis manos en los bolsillos y camine. No quería que me reconocieran. No estaba de humor para sonrisas falsas y fotos vacías de sentimiento.  Y la verdad en ese momento tampoco me reconocía a mi mismo, simplemente me quería escapar de mi por un rato.