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Allí iba Min Nara, de nuevo, distraída en clases viendo cómo SeokJin se miraba en el espejo por cuarta vez, se preguntaba cómo es que un chico puede ser tan egocéntrico, ¿es que al menos SeokJin sabía que significa esa palabra?

Nara suspiró otra vez, pensando en cómo tratar de verle algún defecto en el cuerpo o en la cara del chico, para hacerle dejar de ser tan vanidoso, pero es que no le encontraba nada.

Sus ojos cafés oscuros atrayentes, su cabello sedoso, sus labios provocativos, su cuerpo esculpido por los mismos dioses griegos.

Y su único defecto, era el ser un narciso.

Tiró su cabeza hacia atrás, mirando el techo, pensando en cómo hacerle saber a aquél chico que era igual a los demás, y que por ser lindo, no ganaba más, claro, sin ser descubierta.

Pensó en la idea de mandar mensajes, pero no tenía su número, y tampoco iba a pedirlo para subir aún más su narcisismo.
Pensó en decirle a alguien para que le dijera, pero tan sólo pensar en eso, le daba vergüenza.

¿Qué podía hacer?

Hasta que, como un balde de agua fría llegó la idea de mandarle notas.
Él no sabría quién es y le haría saber lo que piensa.

Así que con esa idea en su cabeza, tomo una hoja y un lápiz de color rosado, uno de sus favoritos, y escribió.

"Hey, SeokJin.

Bien, tú no me conoces, pero yo a ti sí, y quiero que sepas que eres un egocéntrico hasta el infierno.

A veces pienso que te has enamorado tanto de ti mismo, que nisiquiera eres capaz de prestar atención a tus clases por verte en el espejo. Dime, ¿te has enamorado ya de tu reflejo?

No te preocupes, yo te ayudaré a que dejes de ser un narciso, te diré tus más oscuros defectos, tal vez así veas que eres un ser humano como otro.

Atte: M."

Releyó una y otra vez la nota, satisfecha con el trabajo que había hecho, y que su letra no se reconocía para nada, comparado a su verdadera letra, ésta por lo menos era entendible.

Así, terminaron las clases, dando paso al receso, y antes de salir dobló muy bien la pequeña hoja y la puso en el bolsillo de su falda. Tomo algo de dinero y espero a su mejor amiga.

Cuando MinYoung llegó a su lado, salieron juntas, tropezando sin querer el bolso de SeokJin.

—Fíjate por donde caminas. — Dijo el rubio.

—Lo siento, su majestad. — Bufó y salió sin prestarle mucha importancia a la situación.

😴😴😴

Ya había acabado la hora del receso, y para quitarse un momento a su amiga de encima, dijo que iría al baño.

En efecto, fue al baño, se miró al espejo, se mojó la cara y dijo "es tu oportunidad de sacarle lo egocéntrico a ese chico, ¡tú puedes, Min Nara!"

Salió de ahí decidida, caminando hacia los casilleros, reconociendo el de SeokJin de inmediato, bueno, es que casi nadie tiene un espejo fuera de su casillero, ¿cierto?

Estando allí, sacó el papel y lo leyó una última vez, poniéndolo en la ranura del casillero, se preguntó si sí debía hacerlo o no, pero, en un susto que le hizo pasar el conserje la pequeña nota se fue hasta el fondo del casillero, siendo imposible de sacarla a menos de que tuvieses la clave.

Ya era tarde, aunque quisiera arrepentirse, él la leería y ella no podía hacer nada para cambiar eso.

Sin más qué hacer en ese lugar y con el corazón latiendole a mil, fue corriendo como si su vida dependiera de ello hasta su aula de clases, antes de que el profesor de química cerrará y no la dejara entrar.

Agradeció a todos los santos, al destino, a la vida y a quién sea que al profesor de química se había retardado, así que tuvo 5 minutos más para quitarse el sudor y desacelerar su pobre corazón.

—¿Lo hiciste? — le preguntó MinYoung a penas la castaña se sentó a su lado, tenía tantas dudas y quería ver si su amiga era tan valiente como decía ser.— Min Nara, espero que sí lo hayas hecho de lo contrario...

—Lo hice, realmente lo hice. — interrumpió la amenaza de su amiga y siguió secando el sudor de su frente, para luego, concentrarse en una cabellera rubia que estaba concentrada en el celular. —Le escribiré a diario, espero que no descubra que soy yo.

La pelirroja frunció su ceño. —¿Estás segura de hacer esto Nara?— su acompañante asintió segura, de algún modo, tenía que hacer a ese chico alguien sencillo. —Entonces, espero que después si esto llega a salir mal, no vengas llorando hasta mí.

Fin de clases, 12:30 pm.

SeokJin salía de su aula de clases siendo uno de los últimos, ya que no le gusta salir tan apresurado como los demás de sus compañeros.

Así que esperó hasta ser el último y fue en dirección hacia su casillero, puso la clave y abrió, dejando caer una pequeña hoja blanca, creía que era otra declaración de amor, es decir, el chico es demasiado lindo y todos los días chicas o chicos de diferentes salones se le declaraban esperando que él correspondiera a todos aquellos sentimientos, pero lo único que hacía era agradecer y sonreír para quedar con la imágen del príncipe del colegio, pero a escondidas sólo se burlaba de todos aquellos que creían podían tener un rostro como el de él a su lado.

Pero, al ver la delicada letra cubriendo el papel con un color que al rubio le encantaba, decirle que era un egocéntrico, frunció su ceño y extrañado por aquella carta, lo dejó pasar, tal vez era una simple broma.

Guardó la nota en su bolso, sacó los libros que no necesitaba y los puso en su casillero dejando su bolso con dos libros más y la nota.

Descubriría quién fue el responsable de esto.

Salió al patio y escuchó suspiros de anhelo, pero hizo caso omiso y se fue con su hermano menor, Kim TaeHyung.

No dijeron ni una sola palabra sólo una movida de cabeza hacia atrás fue suficiente para entender que no tenía ánimos de hablar en ese momento.

Sin más, salieron del establecimiento, dejando a muchas con ojos de enamorada y una en especial con una sonrisa traviesa y mirada burlona, había visto absolutamente todas las reacciones de SeokJin, y Min Nara no podía estar más satisfecha con su trabajo.

Kim SeokJin, tu nueva admiradora te hará saber la horrible persona que eres.

Narciso. [K.S.J]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora