El camino gris

Mi nuevo destino

Cuando empecé a vivir en el ala, lo que siempre hacía era investigar lo que había en las sábanas. Lo que usualmente me encontraba eran libros, objetos antiguos, joyas, mesas, sillas. Pero un día, encontré un armario. Detrás de el, unas supuestas sábanas, porque no eran sábanas, eran cortinas, que me hicieron ver la ventana, ver el exterior. Se veía que era de noche, pero yo solo llegaba a ver gris, solo gris. Entonces me imagine un camino gris. Un camino infinito rodeado por paredes de plantas grises, parecidas a las de los laberintos. Pero este era un laberinto fácil porque solo tenía que  caminar para adelante y descubrir cuando llegará el final. Pero mientras tanto, disfruto que estoy en el exterior, en la naturaleza, fuera de mi prisión, sola y feliz. Donde de algún modo también puedo ver dibujos, mis dibujos, los dibujos más especiales y que me ponen feliz de verlos devuelta. Pero lo que siempre me sorprende es el final, porque siempre es diferente, y siempre me obliga a hacer algo. Y el último que vi, me dio una misión, me dio algo nuevo para hacer de mi vida. Ver más haya de mi imaginación, ver la realidad, no mi realidad, la de otra persona. Salir, espiar, mostrarme, ser alguien. Porque lo que voy a hacer es ir en busca de alguien.