Acá estoy

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Mi vida para algunos es muy interesante y misteriosa, pero para mí es aburrida e injusta. Vivo en una mansion (más castillo) donde el único lugar que estoy siempre es en mi ala, mi guarida. Yo tengo una habitación, pero me da miedo. Además, en el ala me siento mas segura, porque mi dormitorio esta en la planta baja y el ala en el último piso. Mi guarida está llena de libros, sábanas, telarañas, inspiración... La inspiración es muy importante porque siempre en mi nuevo final del camino gris hay algo nuevo, una nueva sombra, una nueva luz, un nuevo destino. Pero antes de explicar que es el camino gris, tengo que contarte la historia de mi última aventura:

Desde que llegue a está mansion algo en mí cambio, porque no me sentía cómoda en este extraño lugar, sentía que algo malo iba a pasar. Mi padre nunca estaba conmigo de chica, solo mi madre que me cuidaba, me peinaba, y ponía esfuerzo para que yo no me quiera escapar. Esto era porque yo decía que necesitaba ir al agua. Ella me bañaba, pero eso no era suficiente, necesitaba ir al verdadero agua, "¡al río, al mar!" yo decía. Toda mi niñez la pasé encerrada en la mansion para no escaparme, por esa razón supuestamente no tenía amigos. Argentina sí era mi amiga. En secreto. Porque a mi madre le da miedo que me junte con gente desconocida, y se armaría un lío sí se enteraría. Solía despertarme con el sonido de Argentina tocando mi ventana, para que yo le abriera y dejara entrar a mi cuarto, donde me contaba las novedades y chismes del lugar, y siempre me describía muy bien a cada persona y el lugar, y yo los dibujaba. Ella me decía que lo hacia tal como lo decía, que era una profesional. También me daba pan de queso de premio. Esas noches eran mi única salvación del aburrimiento y dolor. Hasta que una noche, no vino. Esperé la siguiente noche, y no vino. Desde entonces, no soportaba que no viniera, y una noche me desperté. No sabía como, pero al parecer necesitaba ir al agua. Pero ahí, al parecer, estaba ella, esperándome. Con todas mis fuerzas abrí la ventana y salí corriendo. Me sentía feliz de alguna forma. Estaba esquivando todo mágicamente, cada árbol, cada mástil, cada casa. Lo más raro es que no había nadie en el pueblo. Y paré con toda velocidad al llegar a la orilla, donde vi algo muy feo, muy triste, imposible. Argentina me esperaba en el río con todos mis dibujos pegados en ella, ahogándose y muy lastimada, llorando. Me quede inmóvil mientras veía a mi única amiga desapareciendo en el agua oscura hasta que me desmaye. Aparecí devuelta en mí cama al despertarme. Salí de mi dormitorio corriendo en busca de mi madre. Ya en brazos de ella le conté todo. Que ella venía y era mi amiga, todo. Pero no se lo tomó mal porque me dijo "sí quieres tener amigos en la realidad te dejo salir de casa para eso, no para ir al agua". No me lo había creído. Enojada le dije "Ya no quiero ir nunca más allí, ni menos salir de aquí. Me quedaré encerrada en el ala hasta que me muera"

Y así termine aquí, en mi guarida, triste por haber perdido a mi única amiga, buscando un lugar donde encontrar otro amigo, otra felicidad, otra vida. Mi madre intentando consolarme (haciéndome comida). Así que, acá estoy.

El camino grisWhere stories live. Discover now