Me atormento después de todo esto, pero, ya no hay vuelta atrás.
—¡Majestad! -Bufé
—¿Qué quieres ahora Ammon? -Grité
—Han herido a Baal -Me miró —Zacharías.
—¡¿Quién se atrevió a tocarlo?! -Ammon soltó una risotada —¡Dime quien!, ¿Un Ángel?, ¡¿UN JODIDO ANGEL?! -Grité sin más.
—No cualquier ángel -Dijo riendo —Tenemos de visita nada más y nada menos que a Sariel -Estaba ahogándose con su risa.
Me di la vuelta y solté —Si quieres seguir vivo cuando regrese de esto, será mejor que desaparezcas -Salí con espada en mano, la espada que Zachary me dio.
—Sariel, ¿¡Qué demonios haces aquí!? -Me repugna su maldita presencia.
—Vengo por ti -Dijo elevando su estúpida, resplandeciente y... Hermosa espada —Y si no quieres venir conmigo por las buenas, estoy preparado para enfrentarte -Su rostro era tan serio, yo solo reí. Quiero esa espada conmigo.
—Acaso, ¿tu Dios ya te permitió venir por mí? -Me solté a reír, en serio quiero esa espada.
—Mi trabajo es mirar las injusticias sobre la tierra y llevar la causa ante MI Dios, y sí, me autorizó a venir por ti -Su cara de pocos amigos me saca de quicio, sujeté mi espada un poco más fuerte.
Me acerqué de poco a poco, mi espada rosaba contra el suelo, el sonido era exquisito, Sariel puso su espada ante mí, impidiendo que me acercara un poco más, solo necesitaba un poco más.
—Es hermosa, ¿sabes? -Su mirada no tenía sentido alguno, era fría sin más, —La espada, es tan hermosa -Alzó una ceja —Lástima que está en las manos correctas, no tienes ni idea de lo que yo haría con una espada así -Acaricie la espada con las yemas de los dedos tan delicadamente como pude, es definitivamente más que hermosa.
—¿Por qué aun sangras? -Preguntó asombrado, no me había percatado de eso, aflojó un poco la espada, me di media vuelta tome la mía con impulso y trate de dar directo al cuello, logró cubrirme... Es tan rápido, no, él no, la espada.
El choque de ambas hizo demasiado ruido para mi gusto, y detrás de Sariel sonó una conocida voz.
—¿Por qué tanto escándalo querida Reinita? -La voz de Lilith es tan distinguida de las demás —Pensé que lograrías darle una buena y merecedora bienvenida a nuestro angelical invitado, pero ya veo que no es así -Hizo un puchero, se acercó lentamente a Sariel al punto de estar detrás de él.
Sariel se dio la vuelta e intento poner la espada en el cuello de Lilith, esta sonrió, de una manera que pocos conocemos, tomo la espada por el filo y se la quito de un movimiento, se lamio los labios y la tiro a los pies de Baal, Lilith envolvió con sus brazos a Sariel sonriéndole.
—Siempre he tenido la curiosidad de saber qué se siente tener a un Ángel en mi cama -Le dijo al oído, mordió su lóbulo izquierdo y bajo lentamente por su cuello dejando un camino de pequeños besos. Recorrió su cuello de regreso hasta llegar a sus labios, mordió el labio inferior de Sariel susurrando —¿O acaso nunca has tenido la curiosidad de saber que se siente tener a la Reina de los vampiros a tus pies? -Esa sonrisa de problemas me encanta de Lilith.
–Oh vamos, no dejarás de ser un Arcángel por eso -Sariel tragó saliva y soltó.
—Si mi Dios se entera -Bufé.
—¿Si tu Dios se entera? -Le interrumpió Lilith –Tu Dios ya sabía que le fallarías -Ésta tomo fuertemente a Sariel del cabello y lo apego a ella más y más, y Sariel, bueno a Sariel se le notaba algo más que una inquietud por su Dios.
Lilith se separó un momento, lo tomo de la mano y le dijo "sígueme" con ese tono tan singular, volteo a verme y me giño un ojo.
—Tú también sígueme mi reina y no te quites la armadura -Lilith... siempre logrando que todos caigan a sus pies.
Cuando menos lo imaginaba Sariel tenía encima a Lilith, empujando su rostro contra el de ella con una mano y tocando su entrepierna con la otra solo bastaban unas palabras y Sariel dejaría de ser un ángel en manos de un demonio, que irónico. Lilith dejó su vestido, se puso totalmente desnuda ante los ojos de Sariel, me aventó su vestido en la cara y empezó a desvestir al supuesto ángel en peligro, me recargue en la pared apreciando la escena.
Lilith jalo de una manera alarmante a Sariel colocándolo encima de ella, lo miro fijamente a los ojos y le susurro —Sariel, hazme tuya -Dejó que este la penetrara una y otra vez, la habitación estaba inundada con los gemidos de Lilith. Hasta donde yo conocía nada había logrado que Lilith se arqueara de placer.
Lilith me llamó —Ya sabes que hacer -Saque mi espada, Lilith tenía sujetado a Sariel entre sus brazos y piernas y estoy segura de que este no quería zafarse.
Subí a la cama, acaricie la espalda desnuda de Sariel con esta, bese sus hermosas alas, hermosas... más que preciosas... Tiré mi espada, sujete esas alas desde su inicio y las jale sin pensar en nada, Sariel se movía de dolor y Lilith gemía cada vez más fuerte, la cama se empapó de sangre, Lilith lamia la sangre de sus labios y yo logré arrancar por completo sus bellas, hermosas, y preciadas alas.
Lilith le dio un último beso... El más valioso de un vampiro.
—Lástima que no resistirías ser como yo -Hizo un puchero, saco una pequeña daga, sujetó su cabello con fuerza y le cortó la cabeza, Lilith se llenó de la sangre de Sariel, parece que con ello logró su orgasmo final. Esta sonrió.
—Gracias por el alimento de una semana -Tiró el cuerpo a un lado, le lanzó un beso y fue a bañarse al rio, salió de la habitación diciendo —Ha sido el mejor amante que he tenido -Más bien, el mejor juguete que ha usado.
Salí de ahí llena de sangre, y en el suelo allí estaba ella... Es tan divinamente hermosa, la sujeté entre mis manos, esta tuvo un efecto muy extraño, la espada brilló, dio su más grande resplandor y se opacó por un momento, el mango de esta se puso totalmente negro, sin pensarlo antes de que volviera Lilith por el cuerpo, bañe la espada en la sangre se Sariel y esta volvió a brillar. Tenía dos trofeos, unas hermosas alas y una espada perfecta, hechas directamente por la mano de Dios.
Ahora, debo ir por Zachary...