19_ Estoy contigo

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Clarke abrió los ojos sobresaltada y perdió el equilibrio. Por suerte, alguien por detrás la agarró evitando que cayera al suelo.

La rubia tenía la respiración acelerada y un tremendo dolor de cabeza.
Observó como aquella criatura se escapaba de entre sus manos y se alejaba volando por aquel bosque.

-Cada espíritu guarda algunos de los mejores recuerdos de su vida... No puedes interactuar con ellos, pero sabes que están ahí, que no se han esfumado...

Clarke se puso una mano en la cabeza, estaba mareada.

Lexa sonrió -Te acostumbrarás.

Estuvieron unos segundos en silencio en los que la menor se recuperaba del dolor.

Lexa suspiró. -Aqui están todos, toda nuestra gente, nuestros antepasados... Sus espíritus viven con nostros y no nos olvidan... Clarke, no puedo dejar que se queden con la isla, no puedo dejar que vengan y que se pongan a construir edificios y carreteras... No puedo dejar que lo destruyan... Esta es toda nuestra historia, no puedo dejar que nos lo quiten...

Clarke levantó la mirada y observó cómo por la cara de la castaña, se deslizaba una tímida lágrima. Tenía la mirada perdida y unos ojos que transmitían un gran dolor.

A la rubia se la partió el corazón al verla así. No sabía por qué, pero se sentía culpable, se sentía culpable por lo que la gente con la que había vivido toda la vida fuera capaz de hacer eso.
La cogió de la mano haciendo que Lexa se girara y la miró a los ojos. -No lo conseguirán. Les venceremos.

Sus miradas conectaron. Pero esta vez con los papeles intercambiados. Un azul firme e intenso que expresaba fortaleza y seguridad. En cambio, un verde cristalino, que expresaba miedo y dolor.

-¿Y si no lo consigo? ¿Y si destruyen todo...?

La castaña apartó la mirada. Estaba inquieta. El temor había invadido su cuerpo. Otra tímida lágrima se escapó de su ojo.

-Lexa...

No hubo respuesta.

-Lexa mírame.

La mayor acabo obedeciendo. Una tímida mirada se clavó en los ojos de la rubia.

-Estoy contigo... No pienso dejar que se queden con la isla.

Clarke se acercó más a ella. -Yu gonplei nou ste odon.

Al oír eso, un escalofrío recorrió el cuerpo de la castaña. Sus miradas se intensificaron. Azul y verde, verde y azul.

En ese momento en tiempo se paró. Las dos chicas estaban muy cerca. Sus respiración se se aceleraron. Cada unas respiraba el aliento que soltaba la otra.
Lexa desvío su mirada a los labios de la rubia. Clarke siguió unos segundos más hipnotizada en esa mirada. En ese verde que hacia perder la noción del tiempo. Simplemente cerró los ojos y se dejó llevar. Lexa también los cerró y poco a poco las dos chicas fueron acercándose. Sus frentes chocaron, sus narices chocaron, sus labios de iban juntando poco a poco. Centímetros... Milímetros...

Un enorme estruendo hizo que las dos chicas se separaran asustadas.

-¿Qué ha sido eso?- Preguntó Clarke asustada.

-Viene de arriba- Lexa sin perder un minuto corrió hacia las escaleras de caracol. Clarke la siguió.

Las dos chicas llegaron arriba y cruzaron el pozo. Este, en cuanto las dos chicas salieron, se cerró quedándose como se lo habían encontrado al llegar.

Lexa miraba a su alrededor confusa intentando descubrir de donde venía ese ruido. En cambio, Clarke sabía perfectamente de donde venía, estaba más que acostumbrada.

-Es un avión...- Susurró la rubia.

Clarke corrió hasta un pequeño claro que había cerca para tener más visibilidad.
Al llegar miró al cielo tapándose con la mano los rayos de sol. Habían estado mucho tiempo bajo tierra y todavía no se había acostumbrado a la claridad del día.

El ruido se intensificó. Se estaba acercando. Clarke consiguió divisarlo. Era una enorme nave que estaba sobrevolando el bosque. Al pasar por encima hizo que el ruido de los motores aumentará haciendo que las dos chicas tuvieran que taparse los oídos.

Después de unos segundos, la nave se alejó y el ruido cesó.

-Van hacia los prados, allí se montarán el campamento.-Dijo Clarke nerviosa.

-Volvamos, hay que avisar a todos los clanes.- La castaña suspiró -Los voladores han llegado.

Las dos chicas llegaron corriendo. Todo el mundo se quedó algo sorprendido al verlas. Habían estado todo el camino corriendo y necesitaban recuperar el aliento.

Lexa subió hasta el último piso del edificio. -Convoca una reunión con todos los líderes de los clanes- Gritó a uno de los guardias.

-Heda... Hay líderes que en estos momentos no se encuentran en...

-¡Ahora!- Interrumpió la comandante. -Los voladores han llegado. Contacta con los clanes del desierto, quiero espías que estén informando a cada movimiento.

Clarke se sorprendió al ver como se desenvolvía la castaña en esas situaciones.
Hace apenas una hora, el miedo la había invadido y había perdido la esperanza... Pero ahora, era la de siempre, esa comandante que siempre ponía la protección de su pueblo ante todo, que sabia liderar y siempre encontraba la mejor opción para su gente y para la isla, siempre fuerte y segura.

Cuando todos los líderes de los clanes se presentaron en la capital, se convocó una gran reunión en la sala del trono y la que Lexa explicó lo ocurrido.

Después de una intensa reunión pasaron a la salsa de estrategias donde había una gran mesa con el mapa completo de la isla.

-Aterrizaron aquí... -Comento Lexa señalando en el mapa la zona de los prados.

-¿Y si les sorprendemos y les atacamos antes de que ellos lo hagan? -Propuso uno de los líderes.

-No... Dejemos que crucen el desierto, les atacaremos allí y no tendrán donde esconderse. -Dijo otro.

-¿Y si hacemos un asedio? No podrán salir de su campamento...

Unos toque en la puerta interrumpirán el debate de los líderes.

La puerta se abrió y apareció una Clarke algo tímida asomada en la puerta.

-Clarke. -Dijo Lexa.

-Comandante... -Contesto ella.

Sus miradas se cruzaron. Ninguna había olvidado lo que había pasado entre ellas hace unas horas.

-¿Qué hace ella aquí?- Preguntó uno de los líderes. -Esto es confidencial.

-Es una orden mía.

-No tiene ni idea de nada...

Lexa le fulminó con la mirada. -Tiene más idea de esto que todos nosotros.

Clarke tragó saliva.

El hombre cogió un cuchillo y se acercó a Clarke enfadado. -Nos va a traicionar... -Levanto el cuchillo dispuesto a atacar a Clarke. Lexa rápidamente saco su espada y con un veloz movimiento le arrancó de las manos el cuchillo cortándole alguno de sus dedos.

El hombre grito de dolor y cayó al suelo desangrándose. Lexa le agarro del cuello y le expulso de la sala.

Cerró la puerta y miró a su alrededor. Clarke estaba paralizada del asombro y todos los líderes miraban a la comandante con un gran respeto.

-¿Alguien más cuestiona mis decisiones? -Pregunto la comandante.

Silencio.

-Bien. Sigamos pues.

LA ISLA PERDIDA | clexaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora