Sombras Eróticas. capítulo VI.

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Sombras Eróticas
Capítulo 6

[El encuentro]

Un mes de conocernos por fotos, mensajes, llamadas, videos. En un mes nos deseamos tanto, planeamos tantas cosas perversas y excitantes que haríamos en nuestra primera cita. Pero la realidad siempre supera todo tipo de juegos y en la intimidad no supimos deternos ni seguir lo planeado.

En un fin de semana su esposo no llegaría a casa. Ese fin de semana era el indicado para disfrutar de los pétalos de Ana.

Un día antes (viernes), ella y yo platicábamos, ella me contaba que fantasías sexuales tenía, y el porque no las había hecho. Ella me decía que deseaba ser besada a detalle, deseaba que disfrutarán de su cuerpo como si fuese una princesa. Y yo le prometí que la haría disfrutar como una reina, le haría el amor y la follaria como a una plebella, la haría mi puta. Y a ella le excito la idea.

Los planes estaban en marcha. Ana llegaría el sábado por la tarde. Pedí permiso para recibir una visita y se me autorizó. Desde muy temprano arregle el lugar donde nos quedaríamos, donde disfrutaríamos, ese lugar sería nuestro cómplice, esas cuatro paredes serían las únicas que sabrían que Ana y yo éramos casados.

Era sábado por la tarde. Los minutos eran desesperante, mis emociones estaban intensas, la espera era grande. Por un momento pensé que Ana no llegaría, que todo había sido un juego y que ella me había engañado.

[23:00 Horas.]

Ana por fin llegó.
Verla en la realidad superaba todas mis expectativas. Ana en verdad era hermosa. La recibí como se recibe a alguien que te encanta, caminé con ella tomado de la mano rumbo al cuarto donde nos quedaríamos.

Al entrar al cuarto ella se colgó de mis hombros. Sus brazos apretaban mi cuello. Sus labios besaban los míos y decía -por fin estamos juntos, te amo-.
La sujeté de la cintura mientras correspondía a su beso.
Nuestros cuerpos estaba tan cerca que podía sentir los latidos de su corazón acelerado, podía escuchar su respirar agitado por la emoción.

Continuamos besándonos y la pasión junto con el deseo continuaba en aumento.
Comencé a acariciar su cuerpo por encima de su ropa. Mis manos tocaban su cabello, se deslizaban por su espalda hasta llegar a sus bien torneados glúteos. Ella había llevado un pantalón de mezclilla que hacía resaltar mucho sus encantos como mujer.
Mis manos tocaba su cuerpo mientras mi esencia disfrutaba cada centímetro de ella.

Nuestros besos aumentaban más el deseo y la pasión. Mis manos comenzaron a despojarla de sus prendas, pero, ella me detuvo. Dejo de besarme mientras me miraba directamente a los ojos y me dijo "déjame hacértelo" mientras mordía sus labios.

Ana sin cambiar su mirada de la mía sonreía. Esa sonrisa no la puedo olvidar y aún cuando ya ha pasado tiempo sigue en mi memoria. No entendía el porque de su sonrisa pícara. Comencé a sentir sus delicadas manos tocar por encima de mí ropa mi intimidad. Bajo la bragueta de mi pantalón y al estar abierto introdujo su mano en mi boxer para tomar mi miembro y comenzar a estimularlo mientras lo sacaba.
Sin desviar su mirada de la mía comenzó a bajar hasta ponerse de rodillas ante mí mientras yo la seguía con la mirada. Sin despegar la mirada de la mía se lo llevó a la boca y suavemente comenzó a disfrutar. Sentía lo cálido de su boca, de su saliva. Podía sentir su respiración chocar con mi pelvis mientras mi miembro se pedía en su boca. Una y otra vez sentía la delicia de sus labios.
Ana me hacía tocar el cielo con la profundidad de su garganta, con los movimientos circulares de sus manos. Unos minutos más tarde ella se recobró y se puso de pie.

Ana desnuda era en verdad bella, sus estrías a causa de su embarazo hacían juego como esos kilitos de más que tenía, pero aún así, su figura me encantaba.

Caímos a la cama...

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Continuará

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⏰ Última actualización: Jun 20, 2018 ⏰

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