5. Como si las nubes pudiesen calmar un corazón roto

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 5.

Las semanas pasaban y mi vida seguía sin encontrar nada divertido, nada nuevo, todo era más de lo mismo. Desde la conversación que tuvimos con Nick todo había vuelto a la normalidad, me recogía en las mañanas, estudiábamos juntos, salíamos con el grupo entre otras cosas.

Quizás imaginé que luego del pequeño "percance" que tuvimos ,como Nick lo llamó, algo cambiaría en nuestras vidas, en el mejor de los casos sería como en las novelas, cuando los amigos se besan y se dan cuenta que siempre estuvieron enamorados y finalmente su amor es correspondido, pero no, este no había sido mi caso. Todo seguía tal y como era desde que forjamos amistad hace ya largos años.

La escuela era rutinaría; la que me obligaba a exigirme mas de lo que realmente podía, la que carcomía todo mi tiempo, la que me quitaba horas de sueño... Cada día me levantaba deseando que fuese fin de semana para descansar.

Por fin era el día tan esperado por personas como yo, el día en el que se dejaba atrás el instituto aunque fuese por dos días, por fin podría escaparme un poco de los deberes y salir a distraerme.

Tome mi móvil que estaba sobre la mesa de lectura para llamar a Nicholas como todos los viernes, su celular marcó y marcó, pero no obtuve respuesta. Realmente quería hacer algo diferente, salir, divertirme, pasarlo bien, necesitaba a Nick esta noche más que nunca. Intenté con el de su casa, tres pitidos y contesto Lucas.

- Aló…

- Hola Lu, es Summer – respondí animada.

- Hey ¿Cómo estas? – preguntó cordialmente como era de costumbre.

- Yo bien...si bien ¿Ustedes? – no podía saltarme ningún paso del protocolo, aunque solo me hubiera gustado decir “eh si dame con Nick”.

- Todos bien aquí también, gracias por preguntar.

- Que bueno… Eh Lucas ¿está Nick? – pregunté mientras mordía mi labio inferior.

- Bien, no él… él ha salido – respondió titubeante. ¿Nicholas había salido? Todo esto es raro, el y yo siempre salimos los días viernes, además no me ha llamado ni nada por el estilo.

- ¿Salió? Bien, verás… lo llamé a su móvil pero no me contestó ¿No sabes donde fue? – me inquieté, comencé a juguetear con mi pelo y a caminar en círculos.

- Él, él salió… no sé donde fue exactamente, sólo sé que salió – se escuchó un silencio -Pero si quieres cuando vuelva yo le digo que te llame ¿Vale? – Lucas Strait sabía algo y no quería decírmelo, lo conocía bastante bien como para saber que estaba tapándole algo a su hermano menor.

- No Lu, no le digas nada todo bien. Verá las llamadas perdidas en su móvil y de seguro me llama. Mándale saludos a todos, adiós – corté el teléfono sin esperar respuesta, me quedé inmóvil unos minutos, mi corazón se aceleró por la simple razón de saber que había algo más. Últimamente todo lo que tenia que ver con el me inquietaba, me hacia reaccionar como nunca lo había hecho.

Me miré al espejo y apliqué brillo labial en mi boca, tomé mi bolso y salí rauda de casa. ¿Hacia donde? No lo sé, necesitaba pensar.

Era una tarde fría, mi pelo se movía conforme al viento que acompañaba el color oscuro que se pintaba en el cielo avisando que la noche llegaría en cualquier momento, no había mucha gente en las calles.

Caminé lentamente por el parque, me invadió una paz estremecedora, todo parecía tan tranquilo. Una y otra vez en mi mente aparecían destellos de aquel beso, no lo podía olvidar, mi mente y mi corazón no dejaban que lo olvidara. Aunque lo sabía él, solo me quería como su amiga y nada más, lo había dicho muchas veces, soy como la hermana que nunca tuvo, soy y siempre seré su mejor amiga. Eso me destrozaba el corazón, ¿Cómo pude haber llegado a enamorarme de él? ¿Cómo, si el no me quería ni siquiera un poquito? ¿Por qué siempre tenia que ser la persona equivocada?

Para una persona como yo no se aplicaban las típicas frases cliché como “Mala suerte en el amor, buena suerte en el juego” en realidad, no tenía suerte en nada y las veces que me había gustado algún chico jamás había sido el indicado, había tenido un par de "intentos" con chicos pero sin importancia, nada que realmente pudiera llamarse “relación”, por lo mismo, jamás encontraba el indicado, con el que me sintiera bien y cuando creí haberlo encontrado, me viene a pasar esto.

O yo no sé buscar o la vida se ensañó con hacerme pasar penurias tanto en mi vida cotidiana como en la amorosa, todo era un total desastre.

Doblé el parque, habían una de esas ferias estacionales que ponían sus puestos en las calles, era el pequeño carnaval de otoño. Nick había dicho que vendríamos pero él no estaba esa noche para mí, ni modo… pensé. Caminé en esa dirección, había bastante gente,  quizás por eso el parque figuraba desolado, al parecer todos gustaban de esas ferias

Mi mente estaba completamente perdida, examinaba todo pero sin el menor interés. Había salido de casa sólo para dispersar los malos pensamientos que tenía, el cansancio acumulado por la escuela y lo mal que venía sintiéndome desde lo que pasó con mi mejor amigo.

Estaban unos chicos del instituto que me saludaron sonrientes. Yo sólo levanté mi cabeza y sonreí, me invitaron a pasar un rato junto a ellos, pero realmente quería estar sola, si no con era Nick, prefería estar sólo yo.

Mi caminar se detuvo conforme mi corazón dejó de latir, sentí mis piernas desmoronarse, no podía creer lo que veía. De un segundo a otro todo pareció ir más lento de lo común, sentí como una lágrima mojo mi pómulo, y luego otra y otra, hasta llenar mi cara ese detestable líquido salado.

Estaba él ahí, estaba mi Nicholas con Rebecca... ella lo había conseguido, mantenía sus dos manos sobre su cuello, mientras él jugaba con las suyas en la espalda de la chica. Estaban besándose… Nicholas le regalaba un dulce y tierno beso que parecía no tener fin, era como que mil puñales atravesaran mi corazón, como que me arrancaran el último suspiro, la última esperanza de vida. Nunca me había dolido tanto el corazón, nunca me había sentido tan vacía, tan destrozada por dentro, tan… tan nada.

¿Era masoquista o que? Aunque mi cabeza le daba la orden a mis piernas para que se movieran estas no hacían caso, yo seguía ahí como espectadora del mejor show, sólo que este era uno de esos shows que jamás quisieras ver, uno de esos que te parte el alma.

Cuando por fin pude moverme, di media vuelta y corrí a todo lo que daban mis piernas, no me importó la gente que pasaba, sólo las hacia un lado mientras seguía llorando sin poder controlarme, seguía sintiendo ese hueco en mi pecho. Corrí, corrí y corrí hasta que estuve en un lugar donde el dolor parecía ser menos intenso, donde esos puñales parecían no alcanzarme. Me lancé al suelo abatida, solo podía escuchar mi respiración acelerada y mi llanto, ese llanto que me ahogaba ¿Cómo podía doler tanto? ¿Cómo podía ser así de fuerte un sentimiento? ¿Cómo podía sentir el corazón tan débil, tan roto?

Estaba en el asfalto helado, llevé las piernas a mi pecho y dejé de mirar el mundo. Si, dejar de mirar el mundo era lo que quería en ese preciso momento, dejar de respirar, olvidar, dejarme alcanzar por el dolor, que llegara a cada parte de mi cuerpo, para así dejarme inmóvil, que llegara a mi mente para que así me hiciera olvidar. Lo último que recuerdo haber visto fueron las nubes blanquecinas en un manto negro, estas eran lo único que me parecía familiar, parecían recogerme en sus manos y aliviarme.

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Nota: Gracias a todos quienes están leyendo e inmiscuyéndose en la historia, gracias por votar y comentar, eso incentiva mis ganas de seguir escribiendo. 

Este capítulo es corto, pero intenso, pronto subiré el otro que ya viene con más sorpresas y verán como se va desatando esta historia.

Vuelvo a pedir que sigan leyendo, comentando, votando y recomendando esta historia a más lectores de wattpad, espero no decepcionarlos.

Ary.

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