Capitulo 33

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Narra Sebastian

Me desperté con un horrible dolor de cabeza y... desnudo, en una habitación de un ¿hotel?

   - ¿Qué diablos ha pasado aquí? – dije mirando la habitación desecho, lleno de mi ropa y la ropa de una mujer por todos lados, comencé a ponerme el bóxer y mi pantalón, cuando vi salir a la mujer menos esperada.

   -Cariño, ya has despertado – me dijo Lana saliendo del baño con una bata.

   -Lana ¿Qué ha pasado? Solo recuerdo... que estaba contigo en el bar y luego... no puede ser... ¡joder! – dije desesperado.

   - ¿Por qué te preocupas? Ya estas soltero – dice ella muy tranquila.

   -No, no... tengo que irme de aquí, esto no esta bien Lana, por favor solo... adiós – dije saliendo de la habitación corriendo.

No puede ser... no me he acostado con Lana ¿o sí? No claro que no, me subí a mi coche rumbo a casa. Llegue a casa después de un rato conduciendo, llegue con la cremallera del pantalón abierta y mi pelo alborotado.

   -Sebastian... - ahí estaba ella, mi Valerie – te prometo que yo no escribí esa carta, esa no es mi letra, yo nunca te haría algo así, nunca me iría con otro hombre que no fueses tú, yo te amo a ti y solo a ti y perdóname si desconfió tanto de ti y Lana, pero sé que jamás me serias infiel... te amo – dijo Valerie lanzándose en mis brazos.

No aguante mas y me eche a llorar... sabía lo que había hecho...

   -Nunca me dejes Valerie, te amo muchísimo – dije llorado en su hombro.

   -Nunca lo haré Sebastian – dijo ella alejándose mirándome mientras sonreía.

   - ¿Quién hizo esa carta? – pregunte.

   -No lo sé, pero lo averiguaremos – me dijo.

Dios mío ¿Qué he hecho? He traicionado a la mujer que más amo por una cualquiera y ahora ella me recibe como si nada y en vez de ser yo quien le pida perdón, lo hace ella...

Narra Valerie

Después de que le pedí perdón a Sebastian todo fue genial, pero lo sentía bastante distante como metido en sus pensamientos. En una semana no supimos nada de Lana, ojalá y ya se haya ido, nunca me gusto esa mujer, en estos días he estado buscando una universidad y la siguiente semana empezaba las clases, estudiare diseño de moda y aparte seré profesora de física.

Estábamos en mi habitación charlando y riéndonos cuando tocan el timbre.

   -Yo voy mi amor – dijo Sebastian levantándose de la cama y saliendo de la habitación.

Paso quince minutos y Sebastian no subía que me dispuse a bajar. Escucho unos fuertes gritos que venían de la sala, me asome mas y veo que es Sebastian gritándole a Lana quien llevaba una hoja en la mano.

   - ¡Es imposible Lana! – le dijo él y yo en ese momento tosí falsamente y los dos me miraron, Sebastian me miro asustado...

   -Hola Lana ¿Qué haces aquí? – dije algo distante.

   -Pues yo... - no termino de hablar porque Sebastian la interrumpió.

   -Ella ya se va, Lana después hablamos – dijo Sebastian sacándola de un brazo y cerrando la puerta.

   - ¿A que ha venido? – pregunte con los brazos cruzado.

   -Bueno, ella vino para... ver si se podía volver a quedar aquí... pero le dije que no – dijo él muy nervioso.

   -Ya... - dije entrecerrando los ojos.

   - ¿Volvemos a la habitación? Mañana te tengo una sorpresa – me dijo sonriente.

Luego de eso nos fuimos a la habitación y nos quedamos allí, yo me dormí y cuando desperté volví a escucho unos gritos, así que me levante y era de nuevo Sebastian en su despacho hablando por teléfono...

   -No, no eso no es posible... ¡yo no recuerdo nada! – dijo desesperado luego se calló y me vio – tengo que dejarte, adiós – colgó y se secó unas lágrimas, vino hacia a mí y me abrazo.

   - ¿Qué ocurre mi amor? – dije acariciándole la espalda.

   -Era... mi padre... hay problemas en la empresa – dijo sollozando.

   - ¿Es grave? – pregunte preocupada.

   -No hablemos de eso ahora, ahora solo quiero estar junto a ti... – se callo y luego me miro – Valerie.

   - ¿Sí? – dije sonriendo.

   -Te amo, eres lo mas importante en mi vida, quiero que sepas que cualquier cosa que haga es por ti ¿lo sabes? – dijo él volviendo a llorar.

   -Lo se cariño, porque yo también te amo... pero, ¿Por qué dices eso? – dije dándole pequeños besos.

   -Por nada solo, prométeme que pase lo que pase no me dejaras – dijo con todo su rostro lleno de lágrimas.

   -Te lo prometo mi amor – dije mientras nos besábamos... pero... a partir de ese momento, nunca imaginé que nuestras vidas pudieran cambiar... de esa manera... 

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