Tres partes conforman al ser humano, y de entre ellas, el cuerpo es quien lo mantiene atado al reino de lo tangible, lo físico, todo aquello que nos hace daño.
La mente transmite el dolor a través de nuestro ser, nos permite asimilar lo que llamamos "sentimientos".
El alma, llama eterna que supera al tiempo, se ubica en el reino de lo mítico o irreal.Puede fracturarse como todo caparazón, dejando nada más que dolor, sin embargo, éste dolor al que tanto tememos llega a ser la ilusión que nos recuerda que aún seguimos vivos, que el alma contenida en el no ha dejado el cascarón que lo mantiene cautivo.
El amor puede ser visto como un impulso corpóreo, buscando algo tan vano y vacío como es la necesidad del goze/disfrute de sus capacidades, todo para suprimir el dolor. Visto en otra perspectiva, el dolor puede generar un particular placer para el susodicho, generando gran satisfacción.Una mente frágil, fácil de romper, dejará al cuerpo despojado de toda capacidad para sentir, la habilidad del ser humano para racionalizar es solo superable por su capacidad de usar las propias palabras para herir.
Impulsados por el instinto, dado en nuestra concepción por nuestros antecesores, el amor puede ser visto como el instinto de reproducción, el de perpetuar la especie y dejar un vestigio de nuestra existencia en un ser, éste la utilizará para perfeccionarse.Alma, cuya existencia es improbable, no puede ser vista más que por uno mismo, siendo aquello que nos conecta por el lenguaje universal del todo con el mundo que nos rodea, pasando de contenedor en contenedor, perpetuandose como una tenue flama, que crece con el paso de las vidas.
El amor puede ser visto como la necesidad del alma de no verse en soledad, en ocasiones, una forma de completarse.
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Enterrado en mis pensamientos
Non-FictionEh aquí tan solo las ideas de otro ser en la búsqueda involuntaria de la aceptación popular, un significado por el cual vivir, o alguien por quién sacrificar todo.