Namjoon

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30 de junio. Año 22

Me observé a mí mismo con cierto asombro. Observé a mi mano que, como si tuviera voluntad propia, se estiró para pulsar el botón que permitía al ascensor abrir sus puertas. He experimentado momentos como este. Momentos que vivo por primera vez pero que, por alguna extraña razón, me parecen a la vez viejos conocidos. La puerta del ascensor, a punto de cerrarse por completo, volvió a abrirse y la gente comienzó a agruparse en su interior. Entre toda esa multitud busqué a una persona que había decidido ese día recoger su melena negra con una cinta amarilla. No pulsé el botón porque sabía que esa persona estaba aquí, en el ascensor; pero entonces pensé que no era ningún milagro. Paso a paso comencé a caminar hacia atrás hasta que mi espalda tocó la fría pared del ascensor. Levanté la cabeza y vi la cinta amarilla.

La gente de espaldas transmite muchas historias. De todas ellas apenas pude comprender un par. De algunas únicamente podemos atisbar gruesas pinceladas, mientras que otras permanecen inescrutables hasta el final. Entonces pensé que a veces es posible comprender a una persona sólo con leer la sinopsis de su vida en su espalda, como si de un libro se tratara. Si eso es cierto, ¿alguien podría entenderme con sólo mirarme de espaldas?

Nuestros ojos se encontraron cuando levanté mi cabeza y miré al espejo. Ella evitó mis ojos al momento. No era la primera vez que vivía una situación como esta. Cuando volví a levantar mi cabeza lo único que pude ver en el espejo fue el reflejo de mi cara. No fui capaz de verme de espaldas.

JIMIN
3 de julio. Año 22

Poco a poco me estiré en el suelo. Después de apagar la música, el silencio invadió la habitación y no pude escuchar nada salvo mi propia respiración y los latidos de mi corazón. Saqué mi teléfono y empecé a ver un vídeo de la coreografía que había estado aprendiendo esa misma mañana. En el vídeo, los movimientos de hyung eran fluídos y precisos. Sabía que esa perfección era el resultado que hyung había conseguido después de sacrificar infinitas horas, sudor y ensayos; y yo, que prácticamente no dominaba nada, era egoísta y deseaba llegar a su nivel. Sin embargo, compresión y esperanza son dos cosas diferentes y lo único que podía hacer era suspirar.

Reuní todas mis fuerzas y me levanté del suelo. Intenté imitar los pasos pero lo único que conseguía era tropezarme con mis propios pies. Seguí equivocándome en la parte donde tenía que coordinar los movimientos mientras cambiaba las posiciones. Conseguí solucionarlo al día siguiente, pero antes de eso quise asegurarme de que estaba haciendo las cosas bien. En vez de escuchar frases de ánimo como “Lo haces mejor de lo que esperaba”, cuando conseguía acompasar mi respiración con la de hyung lo único que deseaba fervientemente era que me reconocieran como el compañero de hyung, como alguien que logró llegar a su mismo nivel.

BTS love yourself HYYH: The Notes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora