Yoongi

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25 de junio. Año 20

Después de empujar la puerta abierta y entrar en mi habitación, saqué la mochila que descansaba en el último cajón de mi escritorio. Mientras la vaciaba por completo encontré una tecla de piano. La lancé con ira hacia la papelera y me tumbé en la cama. No era capaz de enfriar mi furioso corazón ni calmar mi entrecortada respiración y, sin darme cuenta, mis dedos estaban manchados de ceniza.

Después del funeral, volví con mi soledad a la casa que el fuego consumió sin piedad. Al entrar en la habitación de mi madre vi el piano completamente calcinado. Me dejé caer a su lado y allí me quedé, mientras la luz de aquella tarde atravesaba las ventanas hasta que la noche comenzó a apagarla lentamente. Los vestigios del sol iluminaron varias teclas del piano. Me pregunté qué sonido emitirían y cuántas veces habrían sentido el tacto de las manos de mi madre. Después de recoger una de esas teclas y guardármela en mi bolsillo, salí de la habitación.

Han pasado casi cuatro años desde aquella visita. El silencio reinaba en la casa. Un terrorífico silencio. Si eran más de las 10 de la noche y mi padre ya estaba durmiendo, no se podía hacer el más mínimo ruido. Esas eran las normas de la casa. Para mí era muy dificil soportar ese sliencio. Tampoco era sencillo acatar todos esos estrictos horarios, normas y formalidades. Pero lo más insoportable para mí, a pesar de todo, era seguir viviendo en esa casa. Mi padre me seguía dando dinero, cenaba con él y escuchaba sus broncas. En vez de rebelarme, huir o meterme en problemas, me quedaba en casa. No tenía en valor suficiente para abandonar a mi padre e irme de casa para experimentar por mí mismo aquella verdadera libertad de la que tanto hablaba.

Me levanté de la cama de un salto y recuperé la tecla de piano que había tirado a la papelera debajo de mi escritorio. Abrí la ventana y el fuerte viento nocturno invadió mi habitación. Sentí cómo el viento abofeteaba mi cara y todo lo que hoy había vivido caía sobre mí como una rebosante cascada. Lancé la tecla del piano con todas mis fuerzas a través del furioso manto de aire. Hacía 10 días que no iba al colegio. Me enteré de que me habían expulsado. Y ahora, aunque no quería irme, me sentía obligado a abandonar esta casa. No importa lo mucho que afiné mis oídos, no fui capaz de escuchar el sonido de la tecla al chocar contra el suelo. No importa las veces que pensé en ello, supe que nunca conocería el sonido de aquella tecla. No importa cuánto tiempo pase, esa tecla nunca volverá a sonar.

Nunca volveré a tocar el piano.

BTS love yourself HYYH: The Notes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora