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Eras las dos de la madrugada y en aquella pieza/habitación, ambos jóvenes estaban acostados compartiendo la misma cama, tapados bajo unas dos frazadas abrigadoras, por la noche hacia frío por culpa del agua.
Las piernas del pelirrojo se enredaban con las del mayor, como si este se fuera a ir en algún momento y quiera retenerlo, mientras que los brazos del azabache teñido estabas alrededor del fino cuerpo que tenia a su lado, envolviéndolo en un abrazo protector.
La cabeza del menor estaba sobre el pecho del contrario, mientras que éste apoyaba su pera sobre la cabeza del chico.
Era una tierna escena.
Todos estaban dormidos o eso parecía, la madre de Luka estaba al teléfono con la madre de Nathaniel, hablando, mejor dicho, planeando como alejar a sus hijos.
La madre del pelirrojo porque creía que ese chico volvió un rebelde a su retoño.
Mientras que la mamá del teñido quería separarlos y que su hijo tenga una buena esposa que consiga darle nietos.

— Yo no cambiaré a mi hijo de colegio solo para que no se vean, es todo un proceso, ¿Por qué no se mudan con su bote?

— Claro que no haremos eso, yo llevo viviendo más años que usted en este lugar, la que tendría que ir es usted, señora Kurtzberg.

— ¿Quiere o no que nuestros hijos se alejen?

— Si, pero no voy a permitir que nos quiera mandar a mudarnos solo por esto.

— Esta bien, mañana nos reunimos en mi casa y vemos que hacemos ¿Le parece? En tu cada me mareo.

— Si, esta bien — y cortó, pensando si seria buena idea quitarle la felicidad a su hijo solo por un caprichoso suyo.

— ¿Dónde quedó la Señora Libertad?

Se sobresaltó provocando que el teléfono se le cayera de las manos, su hija estaba frente a ella con una mirada de desaprobación, como si tuviera vergüenza de quien era, como si la hubiese defraudado.
Se agachó rápidamente para levantar el teléfono del piso y tocar un botón cualquiera para verificar que no se haya roto, por suerte hizo ese tipo sonido calmando un poco los nervios de la muer, apoyó dicho aparato sobre la mesita ratonera que estaba a un lado suyo. Levantó la vista para encarar a su hija.

— En algún momento crecerá y podrás entender mis razones..

— No, ya tengo la edad suficiente para darme cuenta de muchas cosas y se que lo que hacen la mamá de Nath, y tú, esta mal ¿Por qué no dejan que sean felices? Puede que su amor dure un mes como mucho o menos, quien sabe, pero ¿Por qué no los dejan disfrutar ese tiempo? ¿A caso no lo merecen? ¿En qué les afecta a ustedes eso?

— Hija..

— No, dejame hablar, ¿Por qué todo el mundo odia el amor entre dos personas de su mismo sexo? Yo lo confieso, estoy enamorada de una chica, pero eso no esta mal, es un amor inocente, a ella la quiero de la misma forma desde que teníamos ocho años, pero no importa cuanto yo la ame a ella, nuestro amor también puede durar solo un suspiro, si nos amas, dejanos ser feliz, como toda madre quiere ver la felicidad en sus hijos, esto es nuestra felicidad, ellos nos hacen feliz, por favor..

Ha estas alturas ambas estaban llorando, la mujer se sentía culpable y pensaba "¿En qué momento crecieron tanto?" mientras que Juleka sentía que el peso sobre sus hombros se había ido, ya no tenia que ocultar nada.
Un sollozo escapó de la garganta de la más joven, antes de sentir los brazos de su madre rodearla.

— No podría pedir mejores hijos que ustedes, y me dijiste tantas verdades, sólo estaba viendo lo que me convenía, no la felicidad de ustedes, que egoísta he sido..

— No es tu culpa, es la culpa de la señora Kurtzberg..

— Nunca me llevé bien con ella, es amargada y sus postres son agrios.

Ambas rieron, sin notar la presencia del hombre en esa casa ya que los otros dos jóvenes aun dormían abrazados.

¿Me Ama Sólo A Mi? [Luka x Nathaniel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora