CAPÍTULO 1

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La vida de Yoongi siempre fue una vida llena de comodidades y de lujos.
En su niñez, nunca tuvo que hacer algo por el mismo, cuando tenía algún problema las personas del servicio lo solucionaba y este no tenía que hacer nada a parte de disfrutar.
Poco le duró su felicidad ya que él se aburría constantemente al jugar solo y al hacer siempre lo mismo.
Por suerte, cuando se incorporaron nuevas criadas al servicio de la casa este se hizo amigo rápidamente de una de ellas, Rosalie.
Ella era una mujer amable y cuidadosa que sonreía al ver a Yoongi ya que afirmaba que le recordaba a su pequeño.

En una mañana cualquiera Yoongi paseaba por la mansión sin un destino previo acabando en la cocina donde se reunían algunas veces las criadas.

— Buenos días Yoongi, ¿Te apetece jugar? —Le sugirió Rosalie con una sonrisa en su rostro.

El niño con brillo en los ojos aceptó gustosamente la petición de la amable mujer y se acercó a ella sentándose ambos en unas sillas que estaban allí.

— Hoy te enseñaré a jugar a un juego de palmaditas que se llama chocolate.

El chico se dedicaba a observar los movientos de la criada que esta hacía al juntar sus manos mientras cantaba una canción.
Yoongi, emocionado, se concentró para aprenderse el dificultoso juego de mover las manos equivocandose varias veces hasta lograr cumplir su objetivo de aprenderselo.

— ¡Mira Yoongi, ya te sale! —Exclamó la mujer mientras se reía con el chico hasta que la puerta se abrió y ambos se callaron.

Un hombre vestido de gala con la tez pálida y cabello oscuro observaba a la mujer junto al niño con ojos afilados mientras hablaba.

— Yoongi, a mi despacho, ahora. —Dicho esto se marchó sin dar los buenos días y con la misma expresión con la que llegó.

Cuando cerró la puerta Yoongi se despidió de la mujer y se dirigió lentamente al despacho.

A pesar de la moderna casa el despacho de su padre era un lugar oscuro donde los ventanales eran tapados por voluminosas cortinas y las paredes como los muebles eran de madera dandole un aspecto antiguo.

— Yoongi. —Habló su padre desde la silla detrás del escritorio.— Algún día serás un gran empresario y tomarás el mando de mis empresas. Para ello, no puedes juntarte con la baja sociedad, ¿me entiendes?

— Pero...

— ¿Me entiendes?

— Sí, padre. —Resignado, se retiró de la habitación soltando pequeñas lágrimas silenciosas.

— ¿Yoongi? ¿Te encuentras bien? —Le preguntó una de las criadas.

Asustado de no saber si debería hablarle o no salió corriendo por el pasillo desesperado por encontrar un lugar tranquilo donde poder pensar.

Recorrió los pasillos adentrándose en un desván que nadie utilizaba sintiéndose seguro al instante de cerrar la puerta trás él, observó la habitación iluminada solamente por unos rayos de sol que entraban por una rota ventana en lo alto de la pared. Toda la sala parecía abandonada, se notaba que nadie entraba allí, ni las sirvientas.

Sintiéndose más tranquilo paseó por la habitación hasta que se sentó en el suelo con unas cajas de respaldo.

Sin saber que hacer, se quedó allí sentado largos minutos viendo el tiempo pasar en un antiguo reloj que adornaba una de las paredes de la habitación.

De repente escucho algo caerse al otro lado de las cajas que utilizaba de respaldo y no pudo evitar pegar un pequeño salto.

— ¿Quién anda ahí? —Intentó preguntar manteniendo la voz firme pero sin lograrlo. — ¿Hola? —Volvió a preguntar al no obtener respuesta.

De repente, en su campo de visión se unió un chico encantador, este era castaño con ojos rasgados oscuros y en sus ojos se reflejaba un leve sentimiento de miedo.

— Yo no hice nada, lo prometo. —Contestó el dulce chico observando el suelo.

— Tranquilo. —Habló Yoongi con un tono sutil.— No te voy a hacer nada, ni siquiera sabía que estabas aquí. Por cierto, ¿Quién eres? Nunca te he visto.

— Soy Jimin, Park Jimin.

— Yo soy Min Yoongi, encantado de conocerte. —Le dijo intentando ser educado y alegrandose de que el chico le mirara a los ojos y le sonriera.

El chico, más confiado le relató que su madre trabajaba allí y cuando ella trabajaba él permanecía en aquella habitación.

— Jimin, ¿Qué te parece si a partir de hoy esta habitación la compartimos?

— ¿Nuestro lugar?

— Sí, nuestro lugar.

Después de esto una bonita amistad se formó.

°°°

¡Hola de nuevo!
Espero que estéis disfrutando la historia :)
Si veis algo que esté mal por favor avisarme :3

OCULTO // YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora