Ahí fue cuando pasó.

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Narra Stiles:

La hora de biología paso demasiado lento, en lo único que pensaba era en ver a Lydia, ella me dio una oportunidad y no la iba a desaprovechar. Le prometí un mundo mejor, y se lo voy a cumplir.

Hoy la invitaría a salir.

Sonó el timbre indicando el final de las clases y me dirigí al casillero de Lydia, a ver si la encontraba allí. Por suerte allí estaba.

-Hey Lydia.- Dije nervioso, desde el casamiento de mi primo hace dos días no habíamos vuelto a hablar.

-Stiles.- Me saludó.

-Me preguntaba si... ¿Quieres salir conmigo hoy?- Le pregunté. Cerró la puerta de su casillero y me miró, otra ves me perdí en esos ojos verdes que me fascinan.

-Claro.-Sonrió.

-¿A dónde quieres ir?

Se acercó a mi, quedando prácticamente con su boca rozando mi oído y me susurró:

-Sorprendeme.-Luego de eso se marcho.

...

Lydia terminó de arreglarse: se puso un vestido suelto, de color blanco y corto, era bastante casual ya que no sabía a donde la llevaría Stiles. Se hizo una pequeña trenza y la colocó como si fuera una diadema, dejando suelto el resto de sus hermosos cabellos rubios fresa. Maquillaje se puso muy poco, como de costumbre. 

Se estaba colocando sus tacones cuando alguien tocó la puerta. No esperó a que su madre abriera ya que estaba de viaje de negocios, salió de su habitación, bajo las escaleras y al abrir la puerta se topó con Stiles.

-Hola.-Dijo Lydia sonriendo.

Stiles se ve tan guapo. Pensó.

-Hola.- Respondió este con una mirada tierna. -Te ves... perfecta.- Terminó de decir, a Lydia se le encendieron las mejillas y bajó la mirada para que Stiles no lo notara.

-Gracias, tu igual.- Sonrió tímidamente. 

No sabía lo que le estaba pasando, ella nunca fue una chica tímida. Pero con Stiles era diferente.

-Bueno, vamos, aprovechemos que todavía hay sol.- Dijo Stiles dirigiéndose al jeep, abriéndole la puerta a Lydia como todo un caballero.

-¿A dónde iremos?- Preguntó Lydia.

-A mi lugar favorito.

Sin más que decir se pusieron en camino al lugar favorito de Stiles.

En el camino Lydia no podía dejar de mirar a Stiles, el sol de la ventanilla le daba en su rostro haciendo que se resalte su perfil. Lydia notó que Stiles era realmente muy apuesto.

Llegó a una conclusión: amaba la nariz de Stiles. También le gustaba la cantidad de lunares que tenía, su sonrisa y ni hablar de sus ojos; esos ojos color miel que le transmitían tanta paz y seguridad. Imposible no perderse en ellos.

-Llegamos.- Dijo Stiles. -Tápate los ojos.- Lydia asintió.

Stiles la llevó por un camino bastante largo, lo único que Lydia pudo notar con los ojos vendados fue el sonido del crujir de las hojas que pisaban y a algún pájaro.

-Abre los ojos.- Lydia abrió los ojos.

Al abrirlos se encontró en un campo lleno de flores con algunos arboles, dirigió su mirada a algo que había en el suelo: una canasta encima de una cobija.

-¿Un picnic?- Preguntó Lydia sorprendida, ya que nunca nadie había organizado algo así para ella. Las citas que tenía siempre eras iguales: cine, bar, restaurantes. Nada planeado.

-¿No te gusta? Si quieres po...- Dijo Stiles inseguro de que a Lydia no le gustara pero antes de terminar ella respondió.

-Es perfecto.

Se sentaron sobre la cobija y Stiles sacó toda la comida que había traído.

-Entonces... ¿por qué este es tu lugar favorito?

-Te lo digo después.- Respondió Stiles, Lydia frunció el ceño, Stiles sonrío de lado y se recostó en el pasto llevando sus manos a su cabeza.

Lydia lo imitó.

-Stiles...

-¿Si?

-¿Tu crees que cuando termine el año y nos graduemos seguiremos todos juntos?

-Eso espero, en verdad lo espero ya que lo mejor de la escuela fue conocer a la manada. Pero si llegara a pasar... lo de separarnos todos, no me arrepentiría de nada, ya que conocí a las mejores personas de mi vida.- Respondió Stiles.

-Pienso lo mismo, pero no quiero perderlos.- Dijo Lydia con una mueca de tristeza. -Todos iremos a diferentes universidades, creo...

-Hey, Lydia, a mi no me vas a perder, aunque estemos uno en cada parte del mundo, me tendrás siempre.- Dijo Stiles desviando su mirada de el cielo hacia Lydia.

-Gracias.- Respondió ella con una sonrisa sincera.

Ambos volvieron a mirar al cielo.

-Y... ¿lo extrañas?

-¿A quién?

-Al idiota de Jackson.- Dijo Stiles.

-Ahora no.- Respondió Lydia.

Aunque todavía le dolía recordarlo, no lo extrañaba, Stiles la hacía sentir tan bien.

Se giró un poco y se recostó en el pecho de Stiles, este le hizo caricias en el pelo hasta quedarse completamente dormidos.

Pasó media hora y Stiles se despertó, miró hacia Lydia que estaba plácidamente dormida, o eso creía, no pudo evitar sonreír. Agarró otra cobija que estaba en la canasta y la tapó ya que había empezado a hacer frío.

-Deja de mirarme mientras duermo.- Dijo esta asustando a Stiles.

-Estas despierta.

-En realidad no dormí nada, quiero saber porque este es tu lugar favorito.- Dijo Lydia sentándose.

-Está bien, es mi lugar favorito porque aquí te conocí.- Lydia frunció el ceño.

Ella ya había visto a Stiles de antes, desde chicos iban a la misma preparatoria, pero lo conoció cuando almorzaba con la manada, o eso creía ella.

-¿Qué?

-Cuando era niño en el verano te vi aquí y ahí fue cuando pasó, ahí fue cuando me enamoré perdidamente, luego comenzó el tercer año de pre escolar y te volví a ver, eras la niña nueva, pero no te acordabas de mi.- Confesó Stiles.

-Lo recuerdo.

-¿En serio?- Preguntó Stiles.

-Si, yo estaba aquí y unos niños me molestaban mientras juntaba flores y tu les dijiste que dejaran de hacerlo. Dijiste que querías ser mi caballero...

-Con armadura.- Terminó Stiles, ambos rieron. -Pensé que eras una princesa, con tu cabello largo y un color que no se ve en ningún lado.- Decía mientras le acomodaba un mechón rubio fresa detrás de su oreja. -Y tus perfectos ojos verdes.- Lydia se sonrojó. -Eres una princesa.

-Todavía puedes ser mi caballero.-Respondió ella acariciando su mejilla. Stiles no aguanto más y la besó.

Lydia accedió al beso y colocó sus brazos al rededor de Stiles, este puso los suyos en la cintura de ella y se fundieron en un beso, como si sus labios hubieran nacido para estar juntos, encajaban perfectamente.

Lydia estaba volviendo a sentir, y tenia miedo, mucho miedo, pero no se arrepentía.

Perfectas Combinaciones. || StydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora