IV

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El QuinJet tardó más de lo esperado en estar listo. La gente de Wakanda se hacía cargo de sus heridos y sus pérdidas, así que ellos tenían que hacer los arreglos para partir a la base de los vengadores, era un lugar al menos.

-¡Es que esto no se va a quedar así Capitán!- Rhodey salía primero del shock de lo que había pasado y digiriendo las palabras de Thanos, no podía pensar realmente que la mitad del universo había se había esfumado por el deseo de un loco. -¡No es... no... no puede!-

Steve quería decirle que lo arreglarían mañana. Que solo era un mal sueño en conjunto del cual no despertaban, que una solución, aunque arriesgada o estúpida caería del cielo, pero no. HABIAN PERDIDO.

-Tony... Tony tendrá algún plan- propuso Rhodey con gran fe para todos.  -Tony siempre tiene...-

-La- Bruce se aclaró la garganta un poco. -La última vez que vi a Tony era tras una de las naves de Thanos, para rescatar a Strange, con el niño araña- se talló la frente tratando de despejar las voces pesimistas que ya aparecían -Nadie pudo contactarlo, salió de la atmósfera de la tierra, podría estar en cualquier parte del universo si sigue con v...-

Mejor cerró la boca. Decirlo en voz alta no servía para sentirse mejor, él había buscado a Tony, él lo había metido de nuevo en todo eso. ¡Por dios!

-Tony- Steve soltó un gran y pesado suspiro. En todo ese tiempo, con tantos problemas, no había registrado la ausencia de Tony Stark como debía y ahora tras la explicación de Bruce las probabilidades apuntaban a que lo habían perdido ¿También? Con quien nunca tuvo oportunidad de hablar nuevamente a su manera civilizada, arreglar las cosas entre ellos, pedirle perdón.

Y no necesitaba ser un genio como Tony Stark para sumar 1+1, Bruce dijo que se marchó tratando de proteger a Strange, quien poseía la otra gema del universo que Thanos necesitaba. Ese despreciable ser había aparecido en la tierra ya en busca de la última lo que significaba que el millonario seguro estaba... estaba...

-¡MALDICIÓN STARK!- golpeó el costado del QuinJet con el puño cerrado, además de la gran abolladura que le hizo, Natasha gritó desde adentro ante el brusco movimiento y los metros que el jet se movió en la pista.

Nunca pudo arreglar nada entre ambos. Y Tony se había ido solo, de nuevo.

Tony seguía cargando Nueva York en sus hombros con una gran culpa que lo entregó al enemigo de manera estúpida.

INFINITY SUFFERING Donde viven las historias. Descúbrelo ahora