Castigo

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Capitulo 5 Castigo

-¡Ya llegue! ¿Alfred? ¿Alfred?

-En la sala Dick

-Ah hola Bruce llegas temprano. Voy cambiarme para la cena.- Algo en la actitud de su “padrastro” lo hizo desear alejarse lo más pronto posible.

-¿Esa es la manera adecuada de saludarme?

Dick apretó la cinta de la mochila sobre su hombro y se acercó lentamente hasta él en medio de la sala, notó que el fuego de la chimenea estaba encendido a pesar de que era una tarde bastante calurosa, le dio un beso en la mejilla y se dio la vuelta para salir corriendo de ahí. Pero una fuerte mano en su muñeca lo detuvo.

-¿Bruce?

-Hueles a perfume de prostituta barata.

-Suéltame Bruce.

- Y esa actitud, no me gusta Dick. Supongo que tendré que enseñarte modales.- Afirmó tirando de la mochila arrojándola al suelo. -¡Desnúdate!

-¡¿Qué?! ¡No! Mmh- se quejó al sentir una fuerte bofetada que lo hizo girar el rostro llevándolo incluso a tambalearse.

-No voy a repetirlo. ¡Hazlo!- gritó al ver que su amado aun dudaba. Observó como manos temblorosas obedecían su orden, camino hasta la chimenea y tomó una fusta colocada a un lado de esta. Al girarse nuevamente el joven estaba de pie en todo su esplendor, realmente era hermoso aun con la mirada baja. Se relamió los labios. – Entonces Dick ¿por qué llegas tan tarde?

-Fui a la biblioteca.

-No mientas.-Habló haciendo sonar la fusta en su mano.

-Estaba con unos amigos.

-¡Te dije que no mientas!- levantó la voz dejando caer el primer golpe sobre el pecho y el abdomen de su amante.

-No miento. Aaah.

Un golpe más ahora sobre sus muslos, peligrosamente cerca de su hombría.

-No miento. Aaah.- sintió el ardor de su piel ahora desde su espalda, el que se hacia llamar así mismo su benefactor caminaba alrededor de él fustigándolo.

-Estabas con esa pelirroja ¿vas a negarlo?- dejó caer otro golpe sobre su espalda baja, para entretenerse acariciando sus glúteos  con el instrumento cada vez que golpeaba esa zona.

-Es una aaaah amiga. Por favoooor Bruceee. – pidió clemencia cayendo de rodillas.

-Por favor ¿qué?- preguntó colocándose  de frente a él  levantando su rostro con la fusta.

-Detente por favor.

-No eso no es lo que quiero escuchar.- afirmó obligándolo a recargarse sobre sus manos para continuar azotándolo  sus piernas, su espalda y su trasero comenzaban a tener marcas de los golpes recibidos.

-Por favor…por favor…- sollozaba aun sin entender que esperaba de él, cuando escuchó la puerta abrirse y su corazón se aceleró pensando que Alfred podría entrar y verlos así. Incontables lagrimas cubrieron su rostro y el temor de pensaría ¿lo miraría con asco? ¿lo rechazaría? Y si le pedía ayuda ¿lo apoyaría o protegería a Bruce? Tenía tanto miedo de que lo rechazara.

-Hey Batsy empezaste sin mi. Que egoísta- sonrió fingiendo un puchero.

-Pero que linda avecilla tenemos aquí estoy seguro que podemos jugar con ella.

-No, no tienes permitido tocarlo Joker. Sólo entrégame lo que te pedí.

-Umh aguafiestas.

-Perfecto buen trabajo Joker.- Habló admirando el hierro con la marca en forma de murciélago en la punta, enseguida lo colocó en la hoguera. -Dick debes recordar que entre todas las inversiones Wayne contamos con nuestro propio rancho, lo visitamos algunas veces hace un par de años, te encantaron los caballos  los alimentabas, los cepillabas te encantaba cabalgarlos. Otro tanto cuando viste el ganado de cerca supongo que tus años en el circo te hicieron fan de todo tipo de animales. ¿Recuerdas que preguntaste porque todas las vacas tenían la misma marca?

El corazón del acróbata prácticamente saltó dentro de su pecho, sus ojos se abrieron de par en par y las suplicas no se dejaron esperar. -No, no, no por favor Bruce.

-¡Que no se mueva!

-Ja ja ja con gusto Batsy.- EL hombre de cabello verde rio de manera demente,  tumbando al muchacho sobre el suelo y sentándose sobre su espalda.

-No, no, no ¡NO! Por Fa ¡NNYAAAAAAAhhh! AAAAAHHH  Aaah aammnh.

-Aquella vez te dije de es la forma en que el resto del mundo sabe que todo esto me pertenece.



-Hey amigo ¿qué haces aquí, te perdiste?- saludó a su viejo amigo quien esperaba en la entrada de la escuela.

-Hola arsenal, hey  ¿qué tal? era ¿niño veloz?

-Kid flash y no, por favor llámame Wally

-Esta bien Longstocking, y ¿goldie? 

-No vino hoy, esta enfermo. Pensábamos ir a verlo pero al parecer ha tenido fiebre y requiere de mucho descanso para que se recupere y vuelva lo mas pronto a clases.- dijo el arquero.

-Sí Alfred mencionó que notificarían a la escuela dos días de ausencia por enfermedad.

-Oh ya veo. Lastima. Quería darle una sorpresa. Supongo que le llamaré más tarde. – se despidió chocando manos con los pelirrojos y volviendo a subir a su moto.


-Joven Richard le traje algo de comer.- habló el mayordomo ingles, dejando la charola de comida sobre el buró, debe de comer algo casi no desayuno nada -¿cómo se siente?- cuestiono acercándose a tocar su frente. -No ha tenido fiebre desde anoche lo cual es buena señal.

-Estoy mejor Al gracias.

-Aún no entiendo cómo se enfermo tanto en tan poco, lamento no haber estado aquí para cuidarlo pero el señor Wayne me mando a una diligencia de haber sabido que iba a enfermar la hubiera dejado para otro día.

-Esta bien Al no te preocupes.

-Lo sé el señor Wayne lo cuido anoche, pero estaba tan pálido esta mañana, y todavía vomito en dos ocasiones y aún tiene ojeras. Hablé a la escuela lo excuse para no ir tampoco mañana.

-Pero …

-Tiene que recuperarse por completo joven Richard y no voy a arriesgarme a que recaiga sólo por levantarse antes de la cama, así que descanse. Y no dude en llamarme si necesita algo.- habló encaminándose a la puerta.

-Al …

-Dígame joven amo.

-Gracias.

-Coma algo por favor.

El gimnasta estrella comenzó a llorar en cuanto la puerta se cerro. Quería contarle pero ahora tenía más miedo que nunca; la carne quemada en sus glúteos aun dolía y sería un eterno recordatorio de aquella pesadilla.











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