Far from home -Damian y tu Tercera Temporada-

La Entidad 3/3

Tenía mucho miedo. Una de las personas presentes aquel día, uno de los culpables del asesinato de mi familia estaba ahí, apuntándome con una pistola, o lo que es peor, Damian estaba delante.

Si algo le pasa no se que voy a hacer, no soy tan poderosa como lo era mi madre, no podré salvarle.

—Quita del medio —Amenazó el hombre subiendo el arma hasta apuntar a la frente de Damian.

—Apartate tu de mi vista antes de que te rompa el cuello —Amenazó él.

—Damian... —necesitaba que se relajara, no se que pretendía conseguir alterándole.

—Mira, hasta la chica se dio cuenta de lo imbécil que estás siendo —Rió por lo bajo y luego, sin previo aviso, atravesó mi brazo de un balazo (traficando rimas)

—¡Hijo de puta! —Gritó el petirrojo enfurecido y saltó al ataque.

Comenzó una pelea frenética en la que no fui capaz de involucrarme, uno por mis miedo y dos por la herida de mi brazo. Sin embargo no estaba dispuesta a dejar morir a Damian, pues aquel hombre tenía la ventaja. Si me quería a mí, a mi iba a tenerme.

Salí corriendo del local, más que nada para pedir ayuda y, de paso, que me persiguiera a mi y dejara a Damian. Surgió efecto, al cruzar la calle ya podía oír los gritos de varias personas al ver a un hombre armado corriendo libre por las calles y... A un demonio persiguiendole.

Saqué el teléfono de mi bolsillo sin detener la marcha y llamé a Jason.

—¡Jason! —Grité agitada.

—¿Ocurre algo? —preguntó algo confundido.

—Nos persiguen... Me persiguen, tienen que venir ya, estoy cerca del instituto —colgué.

Seguí corriendo y metiéndome en lugares repletos de gente para despistar, si, estaba siendo egoísta al poner a otros en peligro, pero ahora me importaba una gran mierda la vida de otra persona sobre todo si la de mi novio peligraba, ya había perdido a demasiadas personas a manos de esos imbéciles y aunque tenía miedo no iba a ser tan cobarde, no está vez.

Pasé varios minutos más corriendo, se me hicieron eternos y ya no sabía como agarrar mi brazo para cesar el sangrado. Entonces, como un ángel caído del cielo, mi teléfono comenzó a sonar, Jason me había mandado un mensaje, tenía que ir detrás de la escuela.

No me había alejado mucho pues avisé de que estaría por esa zona así que no tarde mucho en llegar, raramente me encontré con un callejón sin salida vacío. Me giré para ver que tan lejos estaba aquel imbécil y me sorprendí al ver que estaba ya apuntándome a la cabeza, pero su cabeza fue perforada antes que la mía.

—No está vez, hijo de perra —dijo Jason, o más bien Red Hood, desde lo alto del instituto.

Le miré y sonreí aliviada, aún asustada, pero aliviada y dejé a mi cuerpo desvanecerse hasta quedar de rodillas. Comencé a llorar de nuevo, si no me había quedado seca esa semana, no lo haría ni una visita a un desierto.

—Está bien, todo está bien —sentí los brazos de Jason al rededor de mi cuerpo y su voz en mi oído.

—¡____! —Damian gritó mi nombre al asomarse al callejón.

Corrió hasta nosotros y se unió al abrazo.

—Imbéciles, me asustaron —se quejó Damian con furia— estaba lejos de ti y escuché un disparo en el callejón, casi me da un infarto.

No contesté, estaba pensando en las consecuencias que esto tendría, le matamos y la joven de la cafetería está muerta también.

—Bruce nos va a matar —fue lo único que dije.