Reina Criminal🔫

Epílogo

-Cam,Cam, cielo-. Escucho una dulce voz que se me es familiar.
Unas manos suaves viajan por mis mejillas. -Cariño, mírame-. Abro lentamente mis ojos.

Unos bellos ojos y cabello ondulado sobresalen a la vista.

Una sonrisa delicada aparece en sus labios. También sonrió.

-¿Mamá?-. Su sonrisa se eleva aún más. Me pican las lágrimas.

-No es momento de que estés aquí, mi cielo-. Me ayuda a levantarme. Las lágrimas llegan al borde y se derraman por mis mejillas.

-Mami, me haces falta-. Susurro. Trago el nudo que se hizo en mi garganta. Me dedica una sonrisa de pena.

-Lo sé,  mi niña, pero tienes persona esperando por ti, y alguien que se morirá sin ti-. Al decir aquello recuerdo a los chicos y a Stephen.

-Te extraño mucho-. La abrace y ella me envolvió en sus brazos. Entonces lloré, lloré como nunca pude.

-Es hora de que regreses-. Negué con la cabeza, no la quería soltar.

-Te amo mi niña-. Depósito un beso en mi cabeza. Y luego todo se volvió oscuro. Sentí el aire llenar mis pulmones. Y los ojos humedecidos.

Abrí los ojos sobresaltada.

Sentí uno brazos rodearme la cintura y luego mi cuerpo ya solo estaba en el aire. Unos ojos grisáceos me atraparon por completo. Sus ojos brillaron. No se si fue la alegría o lágrimas acumuladas en sus bellos ojos.

-No vuelvas  asustarme de esa manera-. Entonces me beso.
Un beso lleno de amor,  dolor, esperanza, pasión.  Sentí que el mundo desaparecía y solo éramos él y yo. Las lágrimas atravesaron en mis labios, dando un toque salado a nuestro beso.
Nos separamos. Sus brazos me envolvieron en un abrazo más fuerte.

-Haste a un lado que yo también existo-. Escuche a Maicol. Apartó a Stephen a un lado. -De verdad  que pensé que no podrías ser mas boba-. Se río. Me abrazo.

-Sabes que te quiero-. Hable entre su pecho.

-Yo también te quiero enana-. Beso mi frente.

-¿Cómo estás Cam?-. Aparecieron Aiden y Elena.

-Tranquilos estoy bien-. Sonreí. Me di cuenta de que estábamos en el cuarto de enfermería.

-Vamos arriba-. Dijo Aiden. Se llevó a Elena y Maicol tras el.
Nos quedamos sólo Stephen y yo. En un silencio algo extraño.

Se acercó a mi. Posó sus dos manos al lado de mis mejillas. Beso mis labios en un toque suave y delicado.

-Estoy bien,  tranquilo-. Su frente se pegó a la mía.

-No puedo imaginar el perderte-. Volvió a besarme.

-Ya no tendremos más problemas-. Un suspiro salió de mis labios.

-Estas libre de idiotas-. Sonrió y destacaron sus hoyuelos.

-A excepción de ti-. Me ríe.

-Oye, yo soy  el idiota más sexy que puedes tener en tu vida-. Sus manos bajaron a mi cintura.-y el único que puede estar en ella-. Su sonrisa se extendió hasta sus ojos.