Uno

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Ágape: es el término griego para describir un tipo de amor incondicional y reflexivo, en el cual el amante tiene en cuenta solamente el bien del ser amado.

Eros: Palabra usada para expresar amor sexual o los sentimientos de excitación que se comparten entre los individuos que se sienten físicamente atraídos uno al otro.


Actualidad.

Las enredaderas de los dedos de aquel villano la lanzaron lejos, provocando su golpe contra el suelo.

Gritó de dolor, pero enseguida se levantó. Ignoró la sangre que salía del pequeño corte en su cabeza, ignoró el terrible dolor de espalda. Aún podía mantenerse en pie, aún podía dar pelea.

Las enredaderas atraparon sus manos, y lucharon por llevarla hacia él, sabía que no debía tener contacto con el cuerpo del hombre, sabía que expulsaba un tipo de ácido.

Con las yemas de sus dedos, tocó los tentáculos y expandió el poder hasta llegar a su cuerpo, si el sujeto requería el apoyo del suelo para poder jalarla, en el aire simplemente quedaría atrapado con ella como si fuese un globo.

Hubo una explosión tras suyo, Uravity rodó los ojos sabiendo perfectamente quién era y porque llegaba tarde.

Bakugo adoraba los espectáculos.

—¡Siempre necesitas que te salve el trasero, cara de ángel! —gritó Bakugo.

—¡No seas tramposo, idiota! —le gritó Uraraka detrás.

Fue un ataque rápido, el héroe explosivo estaba en el suelo y con una sola explosión voló hasta el villano que seguía flotando y lanzando ácido mientras éste se acercaba. De un solo y certero golpe en el rostro, seguido por una explosión, el villano quedó completamente inconsciente logrando soltar sus enredaderas de ella.

—¡Liberar! —exclamó Uraraka juntando las yemas de sus dedos. El villano cayó de un golpe en el suelo, ella no iba a ser suave con él.

Sabiendo que no despertaría, y que ya los policías estaban en el lugar, Uravity suspiró colocando sus manos en sus rodillas, tratando de tomar el aire que había perdido ante la actividad física.

—¿Acaso te estás debilitando? —preguntó Bakugo llegando a su lado. La prensa comenzaba a tomarles fotos.

—No, lo tenía todo controlado. No siempre busques excusas para salvar mi trasero —una sonrisa torcida apareció en el rostro del rubio y la tomó del brazo para levantarla y ponerla sobre sus pies.

—Hay algo de lo que nunca salvarás tu trasero —le susurró. Ante aquella insinuación, Uraraka se sonrojó y, justo en ese momento, unos periodistas se acercaban a ellos.

Por suerte, su casco evitó que el sonrojo se viese.

.

A pesar de que su herida era pequeña, ella tuvo que asistir al hospital a que vieran su cabeza.

No fue una herida profunda, nada más que un corte que fácilmente se pudo vendar.

Tomó su teléfono mientras estaba sentada en una camilla, puesto que el doctor le hubo ordenado que descansara al menos un poco antes de volver a trabajar.

Aunque ya siendo tan tarde, Uraraka no estaba segura de ir a trabajar sino volver a la comodidad de su casa.

La casa en la cual había permanecido sola durante dos meses luego de acostumbrarse a la constante compañía en el lugar.

Ágape y Eros  «IzuOcha» «Kacchako »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora