Capítulo VIII

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—Y... ¿Qué hacemos?

La pregunta del peliazul dejó dudando a los chicos de la habitación. Como tenían su tarde libre, no tenían la menor idea de que hacer. Entre ellos se miraron y luego a un punto distinto como esperando que les llegase la idea.

—¿Qué tal visitar la ciudad?— propuso Kitt.

—Estaría genial— exclamaron Rantaro y Valt mientras sonreían.

—Bajo...— dijo la chica un poco desanimada.

—¿Uh?

—No iré... Tal vez vaya a caminar un rato al bosque a despejar mi mente— movió un poco los hombros mientras se incorporaba de su cama.

Entre el rubio y el peliazul se miraron un poco preocupados. Siempre que tocan el tema de que ella "gusta" de Shu, la hace sentir mal y sabían de pies a cabeza que debían dejarla un rato sola. Entonces asintieron y se levantaron a la vez en que tomaban de los brazos al menor y lo llevaban a rastras hacia afuera.

_____ río un poco para comenzar a salir caminando para luego cerrar la puerta detrás de si. Caminó por los pasillos mientras se tomaba de sus hombros y admiraba los detalles del lugar. Aún no lograba creer que ella, una chica de Japón, llegase a estar en uno de los mejores equipos de la liga europea, incluso llegase a ser uno de los mejores del mundo. Miró el suelo con una sonrisa al recordar a su abuelo intentado entrenarla de alguna forma. Ella en un principio no amaba el juego, pero la pasión de jugarlo nació al momento de ver a Nightmare Longinus por primera vez.

Cuando por fin salió, tomó rumbo al bosque con tranquilidad. Mientras caminaba pensaba en relajarse, pero le era complicado eso. Miraba el cielo y las nubes pasajeras en él. Bajó la mirada encontrándose con los troncos de los árboles. Se sentó bajo un árbol mientras cerraba sus ojos y soltaba un suspiro pesado. Odia que las personas confundiese su gran amistad con Shu Kurenai con un amor platónico. Llegaba a soportar las cargadas que le hacían sus amigos, pero llegar a molestarla con uno de ellos, era como el colmo.

Si querían que la molestaran, elejiria que lo hicieran con Free de la Hoya. Abrió sus ojos sorprendida de lo que estaba pensando. Esto de pensar tanto en él la hacía sentir extraña, pero de la buena forma. Volvió a apoyar su espalda en el tronco del árbol, volviendo a cerrar los ojos para meditar un rato más. En Japón solía ir al parque a hacer ese tipo de tiempo a solas, pero ya que tenía un bosque enfrente de donde se estaba quedando, tenía que aprovechar la oportunidad.

Comenzó a tararear su canción favorita mientras movia la punta de sus pies apuntaban al cielo, al compás de su tararear.

Sintió el ruido de una rama siendo pisada y a la vez siendo rota, abrió sus ojos un poco asustada. Miró para todos lados y, enfrente suyo, había un ciervo. Se incorporó con lentitud mientras veía a los ojos al animal. Era la primera vez que veía uno en persona, siempre quiso ver uno en vivo y en directo, y por fin lo estaba haciendo. Una pequeña sonrisa se dibujo en la comisura de sus labios y, lentamente, comenzó a acercar al animal.

Este se quedaba quieto, sin movimiento que hacienda que la chica se retractara de lo que estaba por hacer. Al llegar a solo unos pasos, dirigió una de sus manos a atrás de una de las orejas del ciervo para comenzar a acariciarlo. Y aceptó su cariño, haciendo que la chica sonriera aún más.

A los pocos segundos, se escuchó un ruido provocando que el animal se separará rápidamente y girara a ver al lado de donde habían oído el ruido. Pegó media vuelta y comenzó a caminar hacia allí. Se detuvo y dió media vuelta su cuello para verla, como diciéndole que lo siguiera. Ella captó el mensaje y comenzó a caminar detrás de él.

Caminaron unos metros hasta llegar en donde alguien hacia ejercicio. _____ reconoció de inmediato de quién se trataba: Free, que estaba haciendo flexiones de brazos agarrado con una mano en una de las ramas de un árbol. Se puso nerviosa y comenzó a alejarse lentamente para que el chico no notase que ella estuvo allí. Pero el ciervo acercándose a él un poco más llamó su atención.

El chico se soltó y se dió media vuelta para ver al animal. Abrió un poco más sus ojos al ver que, para su sorpresa, también estaba la chica.

—Hola _____...— dijo relajado, pero sentía que su pulso latía a un ritmo raro en él. Se estaba poniendo nervioso.

—H-hola Free...— dijo también nerviosa la castaña clara —V-veo que estás entrenando. Mejor te dejo así sigues tranquilamente— dió cortos pasos de espalda sin sacar su mirada del chico.

—No, tranquila... No me hace mal estar con alguien en mi tiempo libre— dijo mientras sonreía y se sentaba de golpe en el suelo para terminar tumbado en el césped.

Preocupó un poco a la chica haciendo que ella se acercase a verlo. Pero suspiró aliviada al ver que aún seguía sonriendo. Con una seña de su mano, Free le indicó que se acostara a un lado de él. _____ un poco sonrojada, aceptó la invitación.

UN MISMO SENTIMIENTO |Free de la Hoya y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora