Prólogo

6.7K 493 19
                                    

Comienza la mañana, los rayos del sol recaen en su rostro y por si fuera poco sus ganas de levantarse son más ásperas de las que se imagina. Cuando al fin habré un ojo para ver lo que está a su alrededor, visualiza el reloj en la mesa de noche. ¡Joder! Ya era tarde.

Su cuerpo se suspendió a una velocidad increíble causándole un mareo instantáneo, pero eso no era para preocuparse, le faltaban pocos minutos para entrar a su jornada de trabajo y tenía que poner prisa; comenzó a darse una ducha rápida y quitarse el sudor de su cuerpo, cuando su sesión de baño acabo busco un traje en su guardarropa. Una camisa blanca de botones, una corbata azul marino, pantalón azulino y el saco del mismo color, zapatos formales de tacón y por supuesto, su bolso.

Arreglo su cabello en el espejo que quedaba cerca de la puerta de su habitación y reviso si tenía alguna mancha en particular, no quería parecer un idiota frente a su jefe; ya listo salió disparado de su apartamento, corriendo por toda las calles de la ciudad viendo a las personas que pasaban por ahí, las esquivaba como si su vida dependiera de ello. Ya a unos cuantos metros, entró a una cafetería para hacer el pedido que tiene por costumbre hacer pero había una tremenda cola. Suspiro con ganas esperando que esto no le quitará su trabajo.

- ¡Thor! - elevó la voz la chica de la cafetería, haciendo llamar la atención del mencionado y hacerlo pasar por la fila un tanto incómodo. Aquella chica castaña le acercó la orden entregandole una pequeña sonrisa al rubio. Sin muchos rodeos, tomó el pedido y susurro un "gracias" a la chica.

Salió de allí con la misma velocidad de antes, pasando la calle repleta de autos y cuando llego, entró al edificio, iba casi corriendo que pensaba que dejaría caer los cafes. Pasó por el elevador a casi cerrarse y se adentro.






La misma rutina de siempre, a él no podría molestarle en lo absoluto ya era parte de su vida y aunque no le agradara, era parte de su trabajo. Estaba desayunando viendo a su apartamento detenidamente como la luz del día alumbraba sin querer; ya con su último bocado de su plato, se dispuso a salir directo a su trabajo. Recorriendo todas las calles de la ciudad, concentrado en los mensajes y llamadas perdidas de su teléfono.

Marcó al último número del buzón de llamadas y comenzó a platicar con el individuo. Era sobre el nuevo libro que se estaba empleando y sobre una nueva entrevista con el autor

- Algrim los mejores novelistas se hacen publicidad, Road, Russo. ¿Te recuerdo que mas tienen en común? Un publisher.

Y así fue cuando llego a la entrada del edificio sin prestar atención a los que de encontraban a su alrededor.

La propuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora