Capítulo: 003

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A Kyungsoo nunca le había molestado mucho enfermarse, de hecho hasta se podría decir que le gustaba. Desde que era pequeño tenía buenos recuerdos de cómo cada vez que se sentía mal su madre le permitía quedarse todo el día en la cama y le llevaba el desayuno, el almuerzo y la cena hasta su habitación, todo sopas deliciosas y muchas tazas de té o chocolate caliente, y eso era maravilloso. También le frotaba suavemente el pecho con ungüentos mentolados cuando tenía mucha tos y le costaba respirar, e incluso se quedaba horas enteras con él acariciándole el rostro o jugando con su cabello hasta que se dormía o se sentía mejor, lo que sucediera primero. No sabía si todo eso se debía a que se ponía muy mimoso cuando se enfermaba, o si se ponía muy mimoso al enfermarse a causa de todo eso, pero así era; bastaba que tuviera un poco de temperatura para que su madre fuera a consentirlo el día entero. Sin embargo, cuando se enfermó justo el día del cumpleaños de la mujer, la cosa perdió gran parte de atractivo, y por primera vez en sus 18 años de vida, odió con toda su alma estar enfermo.

De por sí estar enfermo en primavera era bastante estúpido e ilógico, por no decir molesto; el polen en el aire lo hacía estornudar los pocos segundos que trataba de respirar aire fresco y abría la ventana o salía al jardín, estaba con una alergia insoportable que apenas y lo dejaba respirar. Tampoco le agradaba tener frío a causa de la fiebre en un cálido día de principios de mayo, era la cosa más irritante del mundo y se sentía un idiota envuelto en varias mantas mientras avanzaba por la casa quejándose. El dolor en todo el cuerpo era verdaderamente molesto, no encontraba una posición cómoda en la cama, en la silla, parado ni de ninguna manera, y a eso se le sumaba que le dolía la cabeza y cualquier movimiento brusco lo hacía marearse y perder el equilibrio, todo junto era como una pesadilla. Pero lo peor de todo definitivamente era pensar que estaba así por haber sido un tonto la noche anterior... ¿en qué estaba pensando cuando le pareció que era una buena idea salir a correr a pesar de que estaba anunciada una tormenta? ¿Cómo fue que decidió irse sin llevar abrigo ni paraguas? ¿Por qué cuando se desató la lluvia siguió corriendo como si nada hasta empaparse, pensando que no sufriría consecuencias? Preguntas como esas tenía miles, pero todas lo conducían a la misma respuesta: es porque soy idiota, eso es todo.

Se sintió muy mal cuando su madre dedicó la mitad de su día especial a cuidarlo, frotándole el pecho con el ungüento de menta y enredando las manos en su cabello para relajarlo luego de llevarle una enorme taza de caldo de pollo, sin rechistar ni una sola vez. No lo regañó, tampoco le presumió ningún "te lo dije", ni nada de eso; como el ángel que era, su madre se limitó a cuidarlo mientras lo llenaba de cariño. La atención le encantaba y la necesitaba, sí, pero se sentía muy culpable al estar quitándole tiempo de relajación y disfrute a la mujer en su día, Kyungsoo imaginaba que nadie querría pasar su cumpleaños cuidando de un enfermo. La mayoría de las visitas y llamadas que recibía la señora Do eran rechazadas o recortadas con un simple Kyunggie está enfermo, y eso era todo.

Kyungsoo se sentía fatal, y no sólo físicamente. Se suponía que esa noche saldrían a cenar los cuatro juntos, eso también lo había arruinado ya que no podría ir (y los demás se negaban a ir sin él, lo cual lo tenía furioso), por lo que no dejaba de quejarse por ello y por todo en general. No dejaba de quejarse y ya.

- Es la primera vez que estás tan gruñón por enfermarte -observó SeukHye, arropándolo mientras que su madre se encontraba preparándole una taza de té verde- ¿Te sientes muy mal, Kyunggie?

- Sí, me molesta hasta respirar -bufó en respuesta- pero estoy molesto porque estoy arruinándole el cumpleaños a mamá...

- Claro que n-

Don't Tell Noona | KAISOODonde viven las historias. Descúbrelo ahora