Poesía.

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Que ironía sería ponerle nombre a un sin fin de palabras que juntas te forman y te describen como la luz que guía a mi oscuridad,
la ironía de poner nombre a la poesía, que siempre será libre,
fuerte, como la marea al subir en pleno amanecer,
la ironia de encontrar sombra en el desierto,
Y agua en los cielos,
la bonita ironia de llamarte poesía, poniéndole así tu nombre, 
escribir palabras que siguen buscando significados opcionales encontrando el sentido de lo que se siente al besarte,
lo que siente al tocar el cielo, al haberlo abrazado,
la ironia de tener la voz del mudo, lo suficiente, para gritar a los siete reinos,
siete mares,
y siete vientos,
que tu eres mi poesía,
mi ironia lógica más bonita,
como dejar que un sordo baile en pleno centro de Granada, en todo su esplendor,
como mirarte a los ojos, siete veces más.

Tenias que ser tú. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora