- Tienes el par de alas más impresionantes que jamás había visto, incluso entre las aves más exóticas que alguna vez observe y tus ojos son bellísimos. - Sirius ingreso la noche siguiente a la misma hora y volvió a sentarse frente a Ojos Dorados, dejando en claro que no iba a rendirse a su negativa. - ¿Sabías que hasta ahora nadie había podido desarrollar tal cosa? Siempre se creyó que los científicos trataban de lograrlo, pero son una manga de haraganes he inútiles. No creo que algo tan maravilloso como tú seas producto de un laboratorio. - La criatura observaba fijamente a Sirius mientras éste no dejaba de hablar, meditando si acaso se estaba burlando o sus palabras eran sinceras, pero el brillo en los suaves e hipnóticos ojos grises no demostraban mentira alguna
- ¿Siempre tuviste tus alas o las obtuviste después de crecer? ¿Sabes de qué color son exactamente tus ojos? Se ven increíbles, tu eres...- Por favor para... - susurro interrumpiéndolo, se había cubierto el rostro con una de sus manos y parecía reacio a observarlo directamente a los ojos. ¿Había dicho algo malo? Sirius vio las cadenas en sus muñecas y recordó lo que le trajo esa noche.
- Te traje algo más hoy. No olvide la comida, pero creo que esto va a gustarte incluso más. - empezó a buscar en los bolsillos de su mochila murmurando quedamente un "Donde lo habré puesto..." sin darse cuenta de cómo le observaban fijamente, con tal intensidad que Sirius no entendería jamás. - ¡Aquí esta! - Sirius extrajo una solitaria y pequeña llave de su mochila, con una sonrisa tan grande en su rostro que ni siquiera Ojos Dorados podría evitar soltar un leve suspiro por él.
Lanzó la llave que cayó a centímetros delante del alado joven y éste la tomo con cuidado, decidido a que aquel chico estaba loco completamente.
- Es de esas cadenas que tienes alrededor de las muñecas. - sus labios se juntaron en una mueca y su frente se arrugo. Parecía dolido, como si supiera de aquel dolor o lo hubiera vivido también. - Tu piel se ve muy lastimada. Pensé que podrías tenerlas libres cuando los guardias no te observen y fingir que las tienes cuando ellos vengan para evitar algún problema o incluso simplemente quitártelas. Sería un acto de rebeldía que molestaría a Pettigrew, pero no sé si suelen castigarte y no deseo que te hagan más daño. - se observaron fijamente por unos largos segundos antes de que Sirius volviera a soltar una diatriba de palabras sin sentido.
Ojos dorados ni siquiera escuchaba todas las palabras, más bien las captaba y dejaba de lado momentáneamente para observar al humano.
¿Por qué estaba arriesgando su vida para ayudarlo? ¿No deseaba acaso obtener los beneficios que le traería el aliarse con Pettigrew? ¿Y si solo le estaba engañando?
No podía arriesgarse a confiar en los humanos, aunque éste fuera amable.
- Creo que jamás volveré a molestar a Snape sin pensármelo bien. Él y Regulus hacen un equipo aterrador y James me abandono en plena batalla. - cuando Sirius soltó aquella risa ligera y alegre mientras le observaba fijamente, a Ojos dorados le recorrió un escalofrió.
Casi una hora después, Sirius decidió irse porque se encontraba exhausto y después de observar como la comida que había traído esa noche fue devorada lentamente se sintió bastante mejor de lo que hubiera imaginado.
No sabía por qué, pero el que Ojos dorados comenzara a confiar en él le daba la esperanza suficiente para seguir estando en aquel lugar por más tiempo, aun con la presencia desagradable de Pettigrew.
Cuando se levantó para irse y alcanzó la puerta, escucho el susurro detrás de él que hizo a todo su ser estremecerse.
- Me llamo Remus, no tienes que seguir llamándome Ojos Dorados. - y aquellas simples palabras hicieron que Sirius sonriera enormemente.
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Libertatem Exposcunt.
Fanfiction|| Harry Potter, AU: WolfStat > Remus Lupin/Sirius Black || 》 - Pareces no haberlo entendido aún. - Sus ojos se habían vuelto fríos de repente, los colores congelándose en odio, rabia y desesperación. - No lo has entendido en lo más mínimo. ¿De que...