Mi fuerza interna

Capítulo 6

Madrugadas en Konoha, se podía sentir el aire puro entrando hasta por tus venas, los suaves susurros emitidos por los aldeanos y el melódico canturreo de los pájaros.

Estaba caminando por un  estrecho sendero que daba vista a un hermoso lago cristalino. A lo lejos pude notar la academia, me sentí extasiada el poder ingresar, aunque de todos modos iba a incorporarme este año. Sonreí de todas maneras, me dirigí hacia una pequeña tienda de café.

Ordené una caja de 'Rollos de Canela' y una taza de café. No dejaba de pensar en el comportamiento frío de mi padre, sentía que iba a haber un "algo", pero no sabía que era. Saqué esos pensamientos de mi cabeza cuando ya me estaba yendo de la tienda, sin duda lo que tenía que hacerme recordar, era lo fuerte que debía hacerme para proteger Konoha.

Llegué media hora después a la Academia, solo habían dos chicos sentados a extremos del otro; no quería llamar la atención y tampoco quería pasar indiferente, así que me senté en el medio de los asientos de la clase. Traje conmigo algunos rollos que Neji-chan me había entregado, así  que empecé a leerlos. 

Las clases ya habían terminado, era recreo, no me sentí ni alegre ni aburrida, me resultó indiferente, me senté en el tronco de un árbol no muy cerca de dónde comen los demás niños. Estaba pensado en los rollos de mi primo, del pensar en expulsar una gran cantidad de chakra con sólo una palma, lo que haría que el oponente lo mandara lejos de la zona dónde peleemos. Esperaba crear pronto ese jutsu de tal magnitud, sí, sería magnífico.

Hasta que unos irritantes chillidos vinieron de las mesas para comer. Ahí estaban unas niñas que coqueteaban con tal descaro a Uchiha Itachi, espera, ¿Itachi-san?, y por lo que veo conversaba con mucha confianza con la chica... Izumi, y a mi ni siquiera me saluda. Pensé toda irritada, yo tampoco lo iba a saludar y mucho menos ser una "fan" de él. Seguí posando mi vista en esos estúpidos tórtolos, que no me di cuenta que el me miró directamente a los ojos; me sentí tan iracunda que volteé mis ojos hacia el pasto, tomé mis cosas y me fuí directamente al salón.

Sentí un dolor penetrante en la sien de mi cabeza, nunca me había pasado, me apoyé en el escritorio del profesor para calmarme, pero seguía empeorando. No pude más, llegué directo hacia la oficina del director, y le dije que tenía que ir a mi casa, no me sentía bien. Me dejó ir, salí de la Academia, puse casi todo mi chakra en aliviar el dolor de mi sien y lo último que me quedaba de él lo puse en ir directo hacia el recinto Hyuga con la técnica Shunshin.

Los guardianes del clan llamaron de forma apresurada a mi padre. Mi padre salió a verme, pero al darse cuenta que estaba a punto de desmayarme, unos de mis guardias, Ko, me agarró. Perdí el conocimiento.