III

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Dazai se sentó tranquilamente junto a su balcón mientras bebía chocolate, nunca había sido un real admirador de aquella bebida caliente pero a su pequeño amigo pelirrojo le apasionaba y no fue hasta su tercer encuentro hasta que el mayor le animó a beber aquel cacao, Chuuya puso empeño en que le pusiera azúcar y aunque Dazai se vio empalagado hasta la médula por el sabor se alegró al pensar que el chocolate caliente era tan dulce como lo era Nakahara.

La relación de Osamu y Chuuya se había vuelto más confiada, se habían visto por cuatro sábados, cuatro sábados de los cuales Chuuya a pesar de estar terriblemente agotado se sentía con fuerzas renovadas al ver al más alto entrar, mientras Dazai, llevaba un mes tan plenamente feliz que se sentía morir cada vez que abría la puerta del café y escuchaba la campanita acompañada de la aterciopelada voz de Chuuya saludándole.

Así que el quinto sábado Dazai decidió llegar antes al café, aquel día también llovía, como todos los sábados en los que se habían encontrado. Dolly se ofreció a llevar a Osamu en coche a lo que este accedió. Podía escuchar las gotas golpeando las ventanillas, el ruido del parabrisas limpiando el agua que estorba.
La mujer le había dicho que había mucho tráfico, y era cierto, Dazai de alguna manera podía sentir lo encrespeda que estaba Dolly cuando esta se paraba a causa de los coches.

— Dime Dazai-kun ¿Qué quieres que lea hoy ese chico— desvió un segundo su vista del frente mirando ahora al muchacho— ,Chuuya?

Dazai sonrió abiertamente, Dolly identificó aquella sonrisa como algo realmente sincero, aquella que cruzaba en su rostro cuando hablaba del pelirrojo—muy a menudo, por cierto—

— Hoy quiero escuchar mi planta de naranja Lima solo espero que a Chuuya le guste tanto como a mi

— ¿Es uno de tus favoritos, no?

— Así es— Dazai palpó el libro dentro del bolsillo de la gabardina y volvió a sonreír— como me gustaría que también fuese uno de sus favoritos

El coche volvió a circular, Dolly cruzó por la derecha donde no había tanto tráfico, una vez llegó cerca de su destino aparcó, se apeó del coche abriendo un paraguas y ayudando a Dazai a salir del vehículo. Le guió hasta la puerta.

— Paso a recogerte dentro de una hora, pasátelo bien

— Bien Dolly, tú ten cuidado conduciendo con la lluvia, cuidate.

Con ayuda de su bastón blanco entró en el café, escuchando el suave sonido de la campanilla acompañado de un "Bienvenido Dazai'' por parte de Chuuya, como siempre fue ayudado por uno de los compañeros del mayor a sentarse.
Como había llegado temprano y aun no quería sentarse en la pequeña biblioteca optó por acomodarse en la barra color ocre del café.

— Llegaste hoy muy pronto— dijo  Chuuya distraidamente mientras servía café en las tazas

Dazai colocó su codo en la barra de madera y apoyo su mejilla en su mano mirando en dirección al pelirrojo.

— Puede que te echara un poco de menos

Chuuya casi hace que el café se derrame, torpemente mueve una de las tazas haciendo que choque con la de al lado. Dazai rio bajo.

— No quería ponerte nervioso— pero lo estaba haciendo y más cuando sonrió tan despreocupadamente para el mayor

— Ya bueno, no pasa nada— su carita seguía levemente sonrojada, salió de detrás de la barra para atender a los clientes— puede que yo también te haya echado de menos un poquito— su voz sonó casi opacada por el pequeño bullicio que había en la cafetería pero Dazai lo escucho y se le lleno el pecho de alegría.

Desde tus ojos [Soukoku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora