Ella, con los ojos entornados, casí que parecían estar cerrados, me miró. Y gradualmente, como cuando se manipula el volumen de la televisión, creció una sonrisa. Si, quería que le preguntase, y así lo hice:
- ¿Qué pasa?- interrogué intentando, sin éxito, imitar su sonrisa.
*Es imposible imitar su sonrisa* pensé, alegrandome de mi fracaso.
-Nada - respondió y miro al techo al tiempo que me agarraba con fuerza los dedos de la mano.
-¿Qué te ocurre?- Me preocupé.
- Nada.- Volvió a mirarme -. Sé que muchas desearían llevarte al fin del mundo.- Decidió hablar lo que sentía-. Pero yo me conformo con llevarte del lunes al domingo.
Era feliz... Yo le hacía feliz... Y ella a mí.