𝚌𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝚟𝚎𝚒𝚗𝚝𝚒𝚝𝚛𝚎́𝚜

2.1K 320 66
                                    



Me pareció irónico que la causa de mi insomnio no se debiera a alguien ausente —como lo había sido los últimos años—, sino que fuera gracias a la persona que yacía frente a mí. Por una parte, mi corazón se sentía en paz después de tanto tiempo, pero no podía ignorar la ansiedad que me provocaba la situación actual. Aún cuando Namjoon y los chicos estaban ayudándome y me sentía protegida por ellos, estaba agotada física y mentalmente. No podía entender cómo Seokjin podía lucir tan apacible como si no pasara nada entre nosotros, como si no hubiera enviado a esos dos hombres a seguirme las veinticuatro horas por las últimas dos semanas. 

En cambio, yo cada vez podía fingir menos. Estaba ansiosa porque todo esto terminara, quería saber la verdad detrás de este embrollo de mentiras que parecía estar consumiéndonos a todos poco a poco. Necesitaba justicia para Tae, pero para eso debía estar segura de que mis sospechas estaban basadas en algo más fuerte que mis paranoias. Seokjin aparentaba ser el mismo, seguía enviándome flores y atrayéndome cada noche hasta que se quedaba dormido y yo podía escapar de su abrazo. Todo era lo mismo, a excepción de esa mirada llena de secretos que comenzaba a marchitarlo. Podía verlo a través de sus pupilas temblorosas, su mirada había cambiado. Era lo único que me indicaba que algo sucedía, que tenía tanto miedo como yo de aquella oscura verdad que aguardaba en el silencio, cobrando más fuerza, volviéndose más peligrosa. 

Intenté pensar en algo más agradable. Recordé aquel día en Daegu y suspiré enseguida, agradecida porque Namjoon se hubiera tomado la libertad de convocarlos a todos en casa de los Kim. Aquella tarde no solo me había dado la oportunidad de contarles de mis sospechas sobre Seokjin, sino que me había dado el espacio perfecto para derrumbar todas las barreras que se habían levantado entre nosotros. Y, aunque Yoongi seguía actuando con cierto recelo, podía sentir dentro de mí que algo había cambiado.

No podía creer que aquella sensación de hogar volvía a latir como si jamás se hubiera apagado. Y a pesar de la angustia constante que me provocaba la situación, saberme respaldada y protegida por ellos me hacía sentir más fuerte. Sabía que llegaríamos hasta el final juntos. No estaba sola. 

Absorta en mis pensamientos,  logré quedarme dormida. Por eso maldije cuando sentí mi celular vibrar en mi cabeza. Eran apenas las cinco de la mañana y yo no había conseguido dormir más de tres horas. La posibilidad de volver a quedarme dormida era imposible. 

Resignada y con los ojos entreabiertos gracias a la luz del móvil, eché un vistazo. Era un mensaje de Yoongi que eliminé apenas terminé de leerlo. El suspiro que escapó de mis labios fue pesado. No pude evitar voltear y mirar a Seokjin dormido a mi lado, quien después de unos minutos se movió un poco buscando una postura más cómoda. Cuando la encontró, lo vi arrugar tiernamente la nariz como tenía por costumbre. ¿Cómo podía sentir que lo conocía bien y al mismo tiempo no estar segura de nada? Seguí observándolo por un rato, recordando las palabras de Yeji aquella tarde en casa de los Kim. "Creímos que te habías ido del país", me había dicho después de abrazarme con todas sus fuerzas. Había ido a buscarme a mi oficina para decirme que ella y Jimin habían decidido regresar a Busan antes de que el bebé naciera, pero alguien les había dicho que yo ya no trabajaba allí. "Me dijo que habías regresado a tu país", contaba Yeji entre sollozos. Y después de aclararles que jamás me había ido, me atreví a preguntarle por la apariencia de la persona que les había dado aquella información errónea. Y tal como mi corazonada lo había predicho; había sido él, Seokjin.  

No entendía qué sucedía en realidad, pero por el mensaje de Yoongi, sabía que no pasaría mucho tiempo antes de que lo supiéramos. 




ººº

YOUR SIDE OF THE BED |KTH✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora