• Capítulo 1. 3

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Su cuerpo aún iba dando grandes espasmos mientras se estacionaba en frente de la casa de la señorita Yora. Su boca abierta daba grandes hipidos, sus ojos estaban hinchados y su garganta dolía por tanto desgarre de sus sollozos. A pesar de que estaba dando todo de sí, para calmarse, no había podido evitar soltar uno que otro sollozo. Lo odiaba, lo odiaba. La lluvia en ningún momento había parado, probablemente estaba siendo la tormenta mas grande que había llegado a tener Seúl en toda la historia. Con trabajos había logrado llegar a tiempo a la casa de Yora, las carreteras estaban inundadas y peligrosas.

Aguardo unos quince minutos más dentro del auto, para calmarse. De ninguna forma podría ver a su hijo así. Inhalo y exhalo hasta que se sintió más calmado. Tomo el paraguas que llevaba consigo y reajustándose su abrigo salió rápido del coche.

-Mierda. –gimió al sentir el frio granizo chocar con su cuerpo. Jodida lluvia.

Rodeo su auto corriendo y se adentro al césped del patio delantero de la casa, pero a mitad del tramo el aire fue más fuerte haciendo a su paraguas salir volando y como si fuera poco resbalar en el mojado pasto haciéndolo caer duro de espaldas.

El granizo golpeo duro en su cara, sin embargo no se movió. Estaba completamente empapado e inmóvil en el lugar. Le daría pulmonía, pero no le importaba. Los rayos tronaban fuerte en el cielo y no pudo evitar pensar que grande sería su suerte si le cayera uno en esos momentos.

-Sabes, cuando la gente se cae se levanta. –de pronto una gran silueta se poso sobre él. No lograba divisar bien la cara, a causa de las gotas golpeando en sus ojos, pero percibía un impermeable amarillo y su mano sosteniendo un paraguas vanamente para cubrirlo.

LuHan no contesto nada y permaneció viendo aquella silueta de manera extraña. ¿Era la muerte que venía a recogerlo? Pero, la muerte no usa impermeables amarillos.

LuHan no reacciono hasta que sintió una mano tomar la suya y jalarlo para ayudar a pararse. La lluvia se minimizo bajo el paraguas, sin embargo seguía mojándose y fue guiado rápido hasta dentro de la cálida casa.

-Señor Oh. –pronto ya no lo sería.

-¡Papá!

Los gritos de Hansol y la señorita Yora lo revivieron y entonces comenzó a toser sintiendo el repentino frío de su ropa mojada y comenzando a temblar.

Miro hacia atrás, observando como un sujeto grande a espaldas colocaba el paraguas en un sostenedor y proseguía quitarse el gran impermeable amarillo.

Hansol lo abrazo y tuvo que desviar la mirada justo cuando el desconocido estaba por volverse.

-La lluvia esta monstruosa. –comento y sintió un cuerpo pasar por detrás del suyo seguido con unos pasados subiendo unas escaleras.

-¿A dónde vas? –gritó Yora y LuHan se volvió para ver al sujeto nuevamente de espaldas subiendo por las escaleras. Quería darle las gracias.

-A mi cuarto. –respondió este aún sin mirarle.

LuHan observo como Yora fruncía los labios y negaba con un dejo de tristeza. Recordó entonces que tenía visitas y abriendo los ojos atendió a LuHan.

-Dios mío esta empapado. –corrió y lo ayudo a quitarse el abrigo.

-Tropecé en el césped. –le contó LuHan y vio como Hansol elevaba las cejas asombrado.

-Oh ¿estás lastimado? –pregunto Yora analizándolo de arriba abajo, pero LuHan negó.

-De hecho umh –señalo a las escaleras por donde el desconocido se había ido. –él me ayudo, dale las gracias de mi parte.

30 Días. (HunHan 1° Temp)Where stories live. Discover now