Shoot Me. 〖Nakamoto Yuta ♡ NCT〗

ु❀ El imbécil y la reina.

Un suspiro largo y cansado escapó de entre mis labios cuando oí la sugerencia de la menor. Acababa de proponerme -a mí, a la mismísima reina de la universidad- ir a ver a un idiota jugando al fútbol. Yuta. Yuta Nakamoto.

-¿De verdad crees que voy a ir, Kioko? -Espeté, mirándome con parsimonia las uñas.- No merece mi tiempo.
-Por favor, Hanan. -Rogó, entrelazando los dedos de sus manos.

¿Qué podía hacer yo más que acceder? Tener una hermana pequeña acarreaba problemas como aquel, y es que tristemente la idiota con la que compartía sangre había desarrollado una especie de amor platónico por aquel muchacho de mi curso. Por mi parte, Yuta me parecía aburrido, como si le faltase algo, y en cada clase que compartíamos no podía evitar pensar en que se veía ridículo haciéndose el responsable. Sabía que pasaba los días trabajando en sacarse la carrera o en mejorar en el fútbol y mientras tanto yo, que ya había perdido las ganas de sobresalir como estudiante y que siquiera debía preocuparme por ello pues mi familia era rica, me dedicaba a hacer amigos y a salir de fiesta. Vivíamos en mundos completamente distintos, pero por algún motivo nuestros caminos habían terminado cruzándose por culpa mi hermana.

-Está bien. -Accedí. Su mirada se llenó de alegría.- Pero me parece una estupidez. ¿Te gusta?
-Sí... Un poco.

"Y una mierda", pensé.

-No mientas, Kioko. No te gusta. Solo te parece guapo. -Solté, fijando la mirada en ella. Negó con un cabeceo.
-¡Sí me gusta!
-No habéis hablado nunca.
-¿Y qué? No me hace falta...

"Ya, tienes razón. El amor de verdad no existe." Me dije, pero decidí callar y dejar la conversación ahí.
Horas más tarde estábamos presenciando aquel estúpido partido al que yo no quería ir. Ver a unos cuantos hombres correr tras un balón no me interesaba en lo absoluto, así que me limité a revisar mi teléfono móvil mientras mi hermana me decía lo guapo que le parecía aquel muchacho. Alcé la mirada cuando oí un grito de júbilo a mi vera y me percaté de que alguien había marcado un gol. Había sido Yuta. Mi hermana celebró el momento con exagerada alegría, mientras yo la miraba con desconcierto. Cuando dirigí la mirada de nuevo hacia el campo percibí que el mismo muchacho al que ahora todos rodeaban y vitoreaban nos estaba mirando directamente; y, de hecho, me estaba mirando a mí.
Estaba acostumbrada a aquella sensación de ser observada, pero algo pareció agitarse en mi interior en aquella ocasión. Su mirada se me antojó por un instante atrayente y no pude hacer más que mirar hacia otro lado, cediendo tras un par de segundos. Una vez me relajé y el partido siguió, me sentí ridícula. El chico bueno al que consideraba un idiota aburrido acababa de hacerme perder la cabeza momentáneamente y yo no sabía cómo reaccionar. Terminé achacando aquella sensación al entusiasmo de mi hermana, que podía haberme contagiado, y seguí preocupándome de mis asuntos.
Cuando finalizó el partido, mi hermana corrió a saludar a Yuta. Aunque me sorprendió que se hablasen, estaba con ella y mi única opción era seguirla, y así lo hice. Un par de minutos después estaba al lado del muchacho, ignorándole completamente y haciéndole el vacío. Mandé un par de mensajes a mis compañeras comentando las ganas que tenía de huir del lugar y, tras un buen rato, alcé la mirada y le vi.

-Buenas, ¿eh? Llevas un buen rato pasando de mí.

"Qué voz tan bonita tiene", pensé.
Mi hermana acababa de irse.
Me flaqueaban las piernas.
Me sentí ridícula, de nuevo.

-Ya. No es como si me importases. -Espeté, con desinterés, para luego reírme brevemente de él.
-Claro. La verdad es que no me sorprende esa respuesta viniendo de ti. Siempre me has parecido un poco creída.
-¿Disculpa? -Recobré la cordura entonces, y comencé a molestarme.- ¿Quién te crees que eres para hablarme así?
-No soy nadie, Hanan. Nunca he importado, solo he sido una especie de empollón que no sale demasiado. Pero, al menos, soy sincero.