❝Delicada❞ esa es la única forma de llamar a Malorie Stevens.
Y ver a un payaso convertirse en sus miedos no era algo que le encantara.
❝You take things so hard
...
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Claramente Malorie no resistía con la envidia que tenía en esos momentos. Ya todos los chicos habían saltado al agua, incluyendo a Richie que era el que más se quejaba. Se encontraban en la cantera nadando y jugando, siendo típicos adolescentes llenos de alegría. Pareciese como si todos los problemas de ellos hubieran desaparecido.
No importaba la escuela, las desapariciones del pueblo, no importaba bowers ni que Georgie no estuviera, no importaba nada. Solo ellos y sus juegos y malas bromas de Richie.
Malorie podía escuchar las risas de todos, podía ver como se divertían. Lamentablemente, la felicidad que los chicos tenían no la poseía Malorie. Ella siempre fue ajena a la amistad y normalmente se encontraba sola. Y aún cuando se le daba la oportunidad de divertirse, no la tomaba. El miedo y la ansiedad la consumían. Su terror por las alturas era mayor que sus ganas de divertirse. Y como si fuera poco, sus inseguridades con su cuerpo también se hacían presentes y al ver la hermosa apariencia de Beverly su autoestima quedó más en los suelos. Al ver como todos la admiraban, la hacía sentir peor.
Ella nunca iba a ser tan hermosa o tan valiente como esa chica, nunca iba atraer las miradas de los muchachos, nunca iba tener esa sonrisa y nunca lograría que Bill se enamorara de ella como Beverly lo había logrado.
Malorie se sentía fuera de lugar, como una carga extra, una obra de caridad. Nadie en su sano juicio quisiera estar con ella, solo estaba allí por que Bill tenía un gran corazón y no quería dejarla sola, no por nada más.
Se arrepentía de haber venido, solo veía todo lo que ella nunca podría tener y la envidia y tristeza no hacían más que consumirla.
De vez en cuando tragaba saliva con dureza, intentando ignorar el hecho de que estaba sola y que ella nunca sería suficiente.
Seguía leyendo su libro calladamente, tratando de sumirse en un mundo perfecto, un mundo en el cual podía saltar de la cantera con plena confianza, un mundo en el cual Bill la miraba como mira a Beverly, un mundo en el que Bowers no existía, un mundo en el cual las risas de Georgie aún se escuchaban. Pero, los sueños son solo eso, sueños. Y Malorie sabía que nada de eso iba hacer realidad. Pero, la esperanza es lo único que se pierde ¿verdad?
—¿y Malorie?— cuestionó Eddie hacia su amigo mientras dejaban de jugar.
—Es cierto, ¿donde esta tomate?— le secundó Richie
—creo que nunca saltó— dijo Stan
—se nota que no conocen a Malorie— agregó Ben— ella nunca saltaría— explicó
