Atlántida (Algún lugar del océano)
— Orm. — El nombre emergía de los escarlatas labios del soberano, no podía creer que una segunda oportunidad se estaba presentando; Su hermano estaba ahí carente de sentimientos hacia él.
— Mi rey. — El chiquillo sonrió dando una alabanza. — Es un placer que usted conozca el nombre de este servidor.
Mera se conservaba inexpresiva, no confiaba en las palabras dichas por los carcelarios, la siempre idea de que el Orm estuviera curado era incierta. Movió sus piernas cruzándolas, no quería entrometerse en la ensoñación que su esposo estaba procesando; conocía bastante a Arthur y como éste deseaba que su hermano gobernara a su lado, como un aliado, su consejero, pero Ocean Máster siempre deseó ser el amo del mar, no dudaría en asesinar a todos en ese momento.
— No lo creo. — Garth murmuró en el oído derecho de su majestad, podía sentir el recelo al ver al pelinegro delante de los reinantes. — Puede ser otra de sus mentiras. —
Aquaman persistía templado, quieto, intentaba ocultar sus sentimientos que su allegado despertaba, la alegría y regocijo al poder imaginarlo de nuevo a su lado. Movió sus manos para que los presentes se retiraran deseaba la soledad con su consanguíneo, tenía que comprobar lo que los centinelas de su archienemigo indicaban era real. Los presentes se mantuvieron inmóviles en sus lugares nadie deseaba dejar la habitación con los dos reyes del océano; El rubio volvió a ordenar fastidiado ante el poco entendimiento de los asistentes, la próxima advertencia sería poco amable sin importarle agraviar a los testigos. Los primeros en salir fueron los guardias; Mera se mantenía en contra de la acción, pero tenía que obedecer al regente, aunque se vengaría como su consorte; el último en salir fue Aqualand levantó su mano amenazando al pelinegro en caso de herir a quien considera su padre.
— Creo que no soy muy querido. — Aclaró el viejo dictador
— Orm, recuerdas algo. — Cuestiono alterado. — ¿Es otra de tus trampas para poseer el trono? — Los ojos azul zafiro penetraban al otro hombre buscando algún rastro de venganza en sus palabras.
— TT— Chasqueó la lengua. — Usted parece ser el único que buscar algo en mí. — El menor cubrió su pecho, intentando protegerse de la intensidad de la mirada. — ¿Quién soy para ustedes? — Miraba incierto el suelo de la cámara real, todo le parecía conocido como si fuera parte de una vieja quimera del cual fue partícipe por tanto tiempo, pero ahora no podía recordarlo, nada. Lo último que tenía en su mente era sangre, el recinto constaba de ese líquido carmesí, el agua que lo rodeaba tenía sabor metálico de su propio fluido y esas heridas que marcaban su cuerpo, como si hubiera buscado la purificación de su espíritu pero lo demás era oscuro algunas voces se repetían en su cabeza como partes de una vieja cinta que parecía ser reiterada una y otra vez que aclamaban al monarca, a Arthur pero no sabía cuál era su relación con este ser.
— Orm. — El llamado lo atrajo. — Olvidaste todo, intentaste matarte... ¿Por qué? Acaso buscas expiar tus culpas
El prisionero desmintió con la cabeza, no recordaba si aquello era su suicidio o una solución de lo que vivía; pero estaba seguro de que el rey sabía más de lo que expresaba.
— No, no. — Cerró con fuerza sus puños indagaba en su escasa y efímera memoria; la cinta de su cabeza refrendaba con fuerza el nombre de su alteza como si fuera lo último que cruzó su mente antes que el cuchillo atravesara su fina piel. Sobresalto; pudo sentir como aquella pulcra hoja dividía su epidermis. — Arthur.
El atlante se levantó, con su elegancia nadó quedando frente a su hermano, no podía, no deseaba recordarle lo que fue; los escoltas habían sido claros después del intento de suicidio del joven noble, su mente había sido perturbaba o dotada con el don de olvidar. Cuando sus custodios detectaron el sabor de sangre en el agua corrieron pensando en otro escape del ex tirano, pero sus dudas fueron disipadas al abrir la celda; el cuerpo del viejo enemigo del reino flotaba entre sangre y fluidos pudieron notar las heridas causadas por un artefacto. Corrieron a socorrerlo mientras continuaba murmurando *Mi hermano, Arthur. * Al despertar el atlante no conmemoraba nada, en los absolutos su nombre fue lo primero que lo hicieron evocar lo único que parecía permanecer en su mente era el nombre Arthur, pero no sabía a quién pertenecía.
— Shhhh. — Intentaba silenciarlo, trasladó su dedo índice cerrando los labios de su acompañante. — No, no es necesario la vida te ha bendecido Neptuno ha sido piadoso y tus faltas están en el pasado, en lo sucedido del cual resurgirás. — La cercanía era inevitable por ambos cuerpos, se buscaban desde hace mucho tiempo, ese calor emanado sólo por la familia real. — Orm
El moreno contuvo la respiración, pues el aroma que detectaba le evocaba ciertas sensaciones, como si un recuerdo fuera necesario; Calidez era lo que le brindaba, pero era punzante, con ineptitud beso la poca piel que sobresalía del cuello del traje militar del soberano. El sabor era conocido y como si al fin aquella grabación que se repetía en su cabeza avanzara * Mi hermano Arthur, mi rey bésame una noche más* El cuerpo del menor se paralizó un poco más; lo recordaba.
— Arthur. — Mimó los labios de su viejo amante.
— Orm. — El rubio respondió
La sonrisa por parte del pelinegro se ensanchó, recordaba su rivalidad con Aquaman, reconstruía sus faltas al reino, el asesinato de su propia madre por tomar el trono y en especial el motivo de su suicidio; una segunda oportunidad, Arthur lo ama como él lo hacía desde aquella lucha donde sus sentimientos fueron los que los guiaron hasta las profundidades de sus corazones entregándose en una relación llena de engaños, seducciones e injurias. Su decisión fue meditada, un hechizo en el cual podría burlar, una vieja magia del agua mala donde el sacrificaría su sangre para olvidar su pasado a cambio de tener la confianza y estar al lado de su hermanastro; Mera sospecharía, pero jamás sabría de la verdadera relación de los viejos enemigos.
— Deseo hacerlo feliz. — Habló el menor
— Tú eres mi regocijo. — Respondió el amo, llevándolo poco a poco a la indecencia, para unir sus cuerpos en uno mismo. —
Unas semanas antes
Atlántida (Algún lugar del océano)— ¿No es peligroso? — Cuestionó el rubio mientras colocaba su traje, su mirada estaba sobre el cuerpo de su amante que intentaba acomodarse entre las sabanas donde antes habían demostrado su necesidad carnal, aunque fuera impuro y no por ser ambos varones sino por la línea sanguínea que los unía.
— No. — Negó Orm. — Es vieja magia atlante. — Movió su mano atrayendo el antiguo libro que había sido llevado por Black Manta. — Sangre a cambio de mis memorias, olvidare todo, ellos confiaran en mí y especialmente sabrás que jamás volveré a odiarte.
— Pero si olvidaras todo, cómo estarás a mi lado. — Se mostraba exacerbado
— Fácil hermano mío. — Se levantó aun desnudo, atrapando los labios de su hermano en un frágil y dócil beso. — Tú confiarás.

ESTÁS LEYENDO
Drabbles Atlantes
FanfictionA miles de kilómetros de la superficie se esconde un reino, la gran Atlántida; con incalculables tesoros y tecnología de punta. La reina dio a luz a dos herederos sanguíneos el mayor Arthur el cual era mitad atlante y mitad humano que vivió en la su...