La gélida brisa envolvía la ciudad, arremetiendo entre cada uno de los cuerpos que se presentaban en su andanza, sin importarle si era un objeto o personas, si la masa se hallaba en movimiento o detenido; accediendo entre las rejillas atiborrando cada espacio de esa frialdad invernal, del olor que para el hemisferio norte significaba Navidad. Las personas comprendían el significado de la festividad, y por ellos grandes cantidades de ellas nublaban el paraje de la urbe en grandes multitudes en búsqueda de compras de últimos días, esperando poder llenar sus arboles con regalos para sus seres queridos o no tan queridos; parecía sencillo para los hermanos Curry y sería simple sino fuera que el menor no entendía ni la minúscula significado de la tradición judío-cristiana que enfrentaban los respira aire.
— No es tan frio. — Aclaró Orm, intentando retirar la bufanda que su hermano había colocado con esmero antes de salir de compras. — Entrene en las frías aguas del Ártico, esto es infame para mí. — Combatía con aquel pedazo de tela, intentaba retirarla, pero ese artefacto humano era más complicado de lo que parecía.
— Aunque vivas en el fondo del mar tendrás que usarla. — Ordenó Arthur ante la ansiedad que mostraba su consanguíneo, pretendía disimular la risa de la poca destreza del guerrero ante cualquier cosa habitual. — No desearía que enfermaras en navidad. —
— Navi... ¿Qué? — Cuestionó dudoso, desde su arribo a la superficie todos hablaban de ellos, los individuos y la frecuencia que salía del artefacto llamado radio, todos mencionaban la llegada de Noé y el nacimiento de Jesús; ante los preparativos que se imponían Orm había intuido que era el nacimiento o cumpleaños de algún rey
— Navidad. — Arqueó su ceja, no podía encubrir su diversión originada por el atlante; No importaba que, su hermano parecía no prestar atención a las cuestiones de la superficie. — Es una ocasión especial. — Suspiró. — Es la noche cuando... Bueno — Desvió la mirada intentando reducir la festividad. — Fuera de todo ello, navidad es el día cuando las personas le regalan a sus personas queridas regalos, es un día para estar en familia y poder demostrar cariño. — Mudez, fue el resultado del más alto al no encontrar más significados para la fecha.
— ¿Presentes? — Desgarró el silencio. — ¿Por qué? — En su nación había una festividad afín, pero en dicha celebración no se instalaban luces de colores destellantes en todas partes, que para los sentidos parecía que causarían alguna convulsión, ni se engalanaba con grandes hombres vestidos de rojos intentando entrar a casas por las 'chimeneas' las cuales aún no entendía el uso.
— Pues... — Arthur estaba en una contrariedad, no era muy afín esa fecha, concedía que le era indiferente y comenzó a obsequiar y ser parte del ritual habitual desde que conoció a Superman, pues el kriptoniano apreciaba la festividad y los intercambios; aunque esta ocasión era diferente la razón: Orm, anhelaba crear recuerdos, memorias que contaría en un futuro a sus descendientes y la cercanía de cuerpos que le era necesaria. — Para demostrar el amor. — Retiró sus guantes, dejando al descubierto sus pálidas manos quemadas por el frío de la estación y atrapando las contrarias en un dulce pero fuerte apretón, atrayendo el cuerpo inerte del exrey, acortando la cercanía, logro cazar los labios contrarios en un exquisito beso, sin ser correspondido por el tirano. —
No gozó contestación alguna ante la muestra de cariño y jamás sucedía, Orm se mantenía hermético ante las caricias de su allegado, se limitaba a verlo con altanería, engreimiento y arrogancia, a excepción de algunas noches cuando los pasos del niño resonaban en las maderas rancias de la casa del faro, corriendo como un infante directo a su lecho invadiéndolo y penetrando las sabanas, abrazándole desde la espalda y recitando como un poema la necesidad carnal requerida.
Con petulanciase limitó a observar el acto. — Entonces esperare mi regalo. — ignorando su disputaanterior con la bufa-bufara o cómo fuera su nombre. Arthur asintió, con nerviosismo,ya que admitía que sin importar el intervalo compartido en el envejecido faroel azabache parecía no tener ningún interés ante aquello no proveniente del mar;pero ante ello debajo del pequeño árbol que se situaba en la ala derecha de lacasa detrás del pequeño sillón donde su padre se sentaba y le contaba viejasmemorias sobre su madre se encontraba un presente marcado con el nombre de Orm,en una caligrafía casi perfecta con tinta dorada, y su contenido era el libroescogido con esmero.
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Drabbles Atlantes
Hayran KurguA miles de kilómetros de la superficie se esconde un reino, la gran Atlántida; con incalculables tesoros y tecnología de punta. La reina dio a luz a dos herederos sanguíneos el mayor Arthur el cual era mitad atlante y mitad humano que vivió en la su...