Guitarra

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Un domingo por la tarde, como siempre, Stuart se encontraba en el mismo restaurante, en el mismo asiento, cerca del escenario. Disfrutando de la música de aquel grupo que cada fin de semana tocaba allí. Tenía cierta intriga por aquel integrante de tez verde, extraño pero atractivo.

La mesera ya lo conocía, podía decirse que hasta eran mejores amigos. Tenía un nombre raro, Noodle. Ya sabía lo que iba a pedir su amigo, así que solo se lo llevo sin preguntarle. A veces se sentaba a lado suyo a platicar de cualquier tema. El peliazul tenía cierta cercanía con la música, desde pequeño había aprendido a tocar el piano, también le gustaba cantar y hasta a veces escribir letras de canciones que nunca serían cantadas, hasta el momento.

Al otro lado del escenario teníamos a la banda, su líder era Murdoc Niccals, un gran bajista. Aunque muchos decía que en realidad tocaba pésimo y solo era alguien más que se hacía pasar por ser el bajista, pero solo eran rumores creados por la envidia de los demás. Le llamaba la atención aquel espectador que siempre estaba presente, uno de cabello azul. Nunca faltaba un domingo sin verlo. Lo ponía feliz con solo ver su cara, le gustaba saber que su música era agradable para el chico.

Deseaba hablarle pero su miedo no le permitía, ¿qué tal si lo rechazaba? Algún día se debía de arriesgar, y ese día había llegado. En el primer descanso que tuvo la banda decidió ir a hablarle. Miro que el chico tenía compañía, pero ese no sería un pretexto para no hacerlo.

— Hey, ¿les gusto?—dijo sonriendo.

— Por supuesto, tocan muy bien—dijo la de ojos achinados.

— Sí, siempre es un gusto escucharlos tocar.

— Gracias, todo es gracias a mí. Soy Murdoc—agarró una silla de otra mesa y la acerco a donde estaban el par de amigos.

— Stuart.

— Noodle—dijeron cada uno presentándose.

— Tienen muy buenas canciones—dijo el de tez blanca con tranquilidad, que por dentro estaba demasiado nervioso.

— Gracias, ¿y díganme son pareja? Siempre los veo juntos—dijo riendo el mayor.

— Oh no, como crees. Somos amigos—contestó la chica con una sonrisa.

— Sí, sí, amigos.

— Bueno chicos, los dejo, tengo que trabajar o me corren—dijo Noodle al ver que la plática iba para más tiempo, a parte que ya sabía el pequeño secreto de Stuart.

— Sí, nos escribimos en la noche.

— Mmm... ¿qué tinte usas? Lo luces muy bien, sobre todo porque crea ese contraste con tus ojos.

— Gracias, gracias, pero es natural.

— ¡Nah! ¿En serio? Júralo.

— No, en verdad, no miento—dijo sonriendo el menor.

— Wow, ¿y cómo lo conseguiste?—en verdad estaba asombrado, ¿cómo demonios se conseguía eso?

— Puede sonar estúpido, pero me caí de un árbol y boom, cabello azul.

— ¿Así nada más porque sí?

— Yep. Por cierto, tocas increíble. ¿Dónde aprendiste?

— Empíricamente, como la vieja escuela. Después asistí con un maestro y me enseño como se leía una partitura y todo eso.

— Vaya, yo asistí a una escuela y luego me salí—dijo riendo.

— ¿Qué tocas?

— Piano.

— Algún día me puedes enseñar, dicen que es difícil aprender a tocar el piano.

— Claro, sería un gusto. Tú también me podrías enseñar la guitarra.

— ¿Guitarra?

— Sí—dijo sonriendo, ¿qué había hecho mal?

— ¿Guitarra?—dijo riendo bajito.

— Sí, es lo que tú tocas, no?

— No toco la guitarra amigo.

— ¿Entonces? No me digas que es un violín.

— No, no—dijo riendo, le parecía graciosa la situación—. En un bajo.

— Oh, ¿cuál es la diferencia entre un bajo y una guitarra?—Stuart se estaba muriendo por dentro.

— Mucha—sonrió el mayor—. Me tengo que ir a tocar de nuevo.

— Claro, ve. Fue un gusto platicar contigo—lo había arruinado todo.

— ¿Qué te parece si el próximo domingo nos ponemos de acuerdo?—mierda, eso sonaba muy comprometedor. Se empezó a sentir nervioso y por inercia comenzó a rascarse la nuca—. Ya sabes para las clases

— Me parece bien, nos vemos—lo había conseguido.

— Adiós, pretty boy.




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