Caperucita explosiva y el lobo inútil [Katsudeku]

Capítulo seis: Un dueño demasiado temperamental

— Cómelo.

— No puedo, Bakugou-kun.

— ¡Que te lo comas con un demonio!

— ¡Si me lo como moriré!

Sin los padres del chico en la casa, Izuku corría grave peligro de morir intoxicado. No era porque el rubio le diera desperdicios para comer, aunque lo había intentado, una buena amenaza de Mitsuki le marcó la línea imaginaría que no podría cruzar.

— ¡Obedece maldito Deku!

No obstante, al no tener supervisión los instintos de Izuku le dictaban con devoción el no abrir la boca por nada del mundo.

— ¡Auxilio!

Sus plegarias eran ignoradas en aquella habitación de paredes rojas y ventana corrediza. No quería morir en ese lugar y siendo tan joven, sobre todo cuando sabía que el rubio seguramente explotaría su cádaver.

— ¡Cómelo!

— ¡Alguien ayúdeme!

Cuando sus sensibles oídos escucharon el seguro de la puerta principal retirarse, supo que por esa ocasión, viviría un poco más. La puerta de la habitación del rubio no tardó en ser tirada abajo de una patada.

— ¿¡Qué carajos crees que haces, mocoso estúpido!?

— ¿¡Ah!? ¿¡Por qué mierdas me regañas a mi, maldita vieja!? ¡El imbécil no quería comer!

Por unos segundos, las facciones de Mitsuki se relajaron.

— Oh, bueno ¿Y qué se supone que le estabas dando de comer?

— El chocolate me empalagó y el malnacido de Deku no quiso comérselo.

— ¡A este paso lo vas a matar, hijo estúpido! 

«¡Lo mismo le dije yo!»

Bueno, si no terminaba con su cabeza siendo un trofeo en alguna pared, terminaría sepultado en el jardín gracias a una muerte por intoxicación.