Capítulo 7

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Estábamos Panchito y yo caminando por el parque cuando noté que Panchito veía mi panza, él comenzó a burlarse diciéndome que había engordado, yo no lo encontré gracioso, pero él no paraba de reírse. Así que tomé su mano y puse mi cigarrillo sobre su mano quemándosela, él gritó y yo me alejé con una sonrisa.

Al volver a casa, yo chupaba una paleta pequeña mientras le daba la espalda a Panchito, ambos estábamos sentados en el balcón dándonos la espalda. Panchito estaba arrepentido, pero ya era demasiado tarde. Normalmente es cosa de mujeres el preocuparse por el peso, pero en mi caso no es así, no sé porque me afecta.

No es mi culpa que su comida engordé a uno, no me extraña que su país este en los primeros lugares de obesidad, pero sigo sin creerme que él no engordé, supongo que tiene un alto metabolismo. Me termino la paleta y vuelvo a casa con él siguiéndome por detrás.

-perdona José, no es tu culpa que engordes...

Antes de que él terminara de hablar, yo lo golpeé en la pierna con mi sombrilla. Él solo trató de aguantarse el grito y me sonrió con dolor, yo seguía enojado así que fui a mi habitación y al cerrar la puerta escuché un grito casi mudo, supongo que se puso el sombrero en la cabeza para gritar.

Al día siguiente, apenas tenía ganas para desayunar por lo que solo comí cereal, él estaba feliz, al parecer el tiene algo planeado. Acabando de desayunar fuimos al centro comercial donde me llevó a una tienda de hacer tu propio oso de peluche. Estaba emocionado, pero trataba de no mostrarlo y comportarme con un adulto, quería irme, pero él insistió en entrar, ¿Por qué él no tiene vergüenza?

Al entrar miré los peluches, escogí uno verde para luego rellenarlo, yo hacía el mío mientras Panchito hacia el suyo en otra esquina. Yo hice mi peluche verde, le puse una corbata amarilla y unas plumas iguales a la mía. Estaba por terminar el mío cuando en eso se acercó Panchito con su peluche rojo, yo le sonreí. Su peluche era rojo con una cresta roja y una corbata roja.

-parece que ya terminaste- dijo Panchito.

-sí, tan solo me falta ponerle un sombrero- le dije. Él me entrega un sombrero igualito al mío pero pequeño- ¿Dónde lo encontraste?

-fue fácil, tienes suerte de que tu sombrero haya sido usado por bailarines de playa- dijo Panchito con una sonrisa, yo solo me reí- lo bueno de aquí es que hay muchos sombreros mexicanos.

Él le pone sombrero a su osito lo que me da risa. Al regresar a casa yo me acosté en la cama viendo mi osito, Panchito entra y se sienta a un lado mío.

-no lo entiendo, ¿Por qué esto del osito de peluche? – le pregunté.

-supuse que la única manera de olvidarte de aquello era creando algo tierno- me dijo Panchito.

- ¿Por qué un osito de peluche? – le pregunté.

-no lo sé, pensé que quizás te hacía falta algo a que abrazar que no fuese yo- respondió Panchito.

-Panchito, no debiste hacerlo- le dije.

-lo sé, solo me alegró verte sonreír- me dijo- esa tienda ha estado ahí desde hace dos años y quería llevar a alguien especial, al final pude cumplir esa meta.

-Panchito, yo...

-mejor vayamos a dormir, ahí si te quieres desahogar puedes golpear a mi yo pequeño- me dijo enseñándome el peluche.

Él me deja el peluche para luego irse, yo me quedé sin palabras y observé ambos osos para luego dormirme con ambos.

Él me deja el peluche para luego irse, yo me quedé sin palabras y observé ambos osos para luego dormirme con ambos

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Amor extranjeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora