Capítulo 1

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Tomados de las manos, nadaban lo más rápido que podían, aveces uno jalando del otro cuando se retrasaba. Soltaban risas, al voltear y ver  la cara de frustración del pelo naranja al no poder alcanzarlos o lograr golpearlos con uno de los torrentes de agua que lanzaba.

Se recargaron en las paredes interiores de un barco que se había hundido y aún conservaba sus riquezas dentro de él, cosa de menor importancia para ellos, en ese tiempo intentaron recuperarse de la carrera que habían tenido y recuperar la energía que habían gastado al nadar tanto.

El de cuencas le dio una sonrisa al castaño, esperando recibir una igual, pero en cambio solo recibió un gran golpe en su cabeza.

—Eres un idiota.

Fue lo primero que dijo el de cabellos castaños y cortos.

Había hecho una larga carrera por culpa de su amigo de cuencas. De pura suerte habían logrado escapar del de cabellos naranjas.

—Vamos Edd, será mejor que sigamos o Matt  nos alcanzará.

Empezó a nadar de nuevo, esta vez hacia fuera del barco que había quedado hundido bajo el mar. Antes de salir asomo su cabeza para ver si el príncipe y futuro rey de los mares, aun seguía rondando por los alrededores.

Le hizo una seña a su amigo para indicar que saliera.

—Siempre es lo mismo contigo Tom.

Le reclamo a su amigo cuando recibió la señal para salir.  Empezó a nadar detrás del de cuencas, al ver que este empezaba a nadar de nuevo.

—Matt no nos podrá cubrir por más tiempo.

Era cierto, que aunque el de cabellos naranjas siempre trataba de evitar que ellos salieran, nunca los ha llegado a delatar, cosa que agradecen. Pues saben que seguramente recibirán un gran castigo por sus acciones.

—Puff, ya cállate Edd y sigue nadando.

Apresuró su nadar, para alejarse un poco de su amigo que no dejaba de quejarse.

—Aparte, yo no te estoy obligando a venir. Tu vienes por que quieres.

Se volteo para encarar al mayor, viendo como su cara cambiaba a una de enojo total.

—Por favor Thomas. — Le reclamo molesto. — Sabes que no podría dejarte andar solo por la superficie, no me perdonaría si te llega a pasar algo.

Solo ignoro las últimas palabras dichas por su amigo y nado con mayor rapidez al ver la superficie cercas, haciendo que el castaño se apresurar a alcanzarlo.

Los dos salieron del agua solo asomando sus ojos, localizando su objetivo.

—Te sacrificas tanto por tan poco.

Alcanzo a escuchar las palabras del de escamas verdes, antes de empezar a nadar a la cantina que se encontraba en el muelle.

Se sentó en una roca, que se encontraba cercas de la orilla, y saco de la bolsa, que siempre llevaba para ese tipo de ocasiones, unas pequeñas piedras negras, tomó una y la trago. Al tomarla, al instante sintió un cosquilleo recorrer su aleta, y para cuando se dio cuenta, su aleta ahora eran un par de piernas. 

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