Mi nombre es; Luna. Siempre fui una niña flaquita la verdad, claro no tenía caderas y mis piernas de pollo no me favorecían pero la realidad es que era feliz con mi cuerpo y con la vida.
Todo empezó en primero de secundaria, el primer día estaba completamente sola, no conocía a nadie y en receso iba caminando por la cancha de juegos. Los de tercero jugaban fútbol y me senté para observarlos, después de un rato, un chico pateo la pelota demasiado fuerte, reboto y se fue disparada hacia mí. Puse los brazos en mi cara y ahí fue donde recibí el golpe. Todos se me quedaron viendo, yo sentía una pena infinita en realidad y solo miraba mis brazos uno sangraba y el otro estaba rojo como jitomate y para una chica de tez morena significaba que el golpe si había sido intenso.
El chico que me golpeo se acercó a mí, yo tenía los ojos en mis brazos pero él no paraba de preguntar me si estaba bien, así que voltee y me quede perpleja viendo sus ojos
-Hola, ¿estás ahí?
-Sí, pe-perdón
Me llevo a enfermería y platicamos durante un largo rato, todo el receso incluso.
A las pocas semanas seguimos platicando, demasiado. En poco tiempo éramos grandes amigos y aunque yo ya había conseguido una que otra amiga, él y yo pasábamos mucho tiempo juntos.
Su nombre es Derck.
Me sorprendía mucho el hecho de que él era de tercero, es popular y no era feo y que pasara tanto tiempo conmigo... No se era raro. Aunque me he dado cuenta que ninguno de sus amigos sabe de mí pero bueno no importa, solo lo quiero como amigo, creo...
Ya había llegado Noviembre a inicios del mes, me d cuenta que lo quería y se lo dije el primer vienes de ese mes a la salida, siempre nos íbamos juntos, tomábamos el tren pero de lados opuestos.
Íbamos platicando de la nueva película de amor que anunciaron, a él le gustaba ese género y yo era un romántica exagerada. Combinábamos excelente lo sé.
Y fue cuando me quite los nervios de encima y le dije
-Oye, tengo que contarte algo...
-Dime pequeña
-No me digas así tonto que seas 15 centímetros más alto que yo no te hace más poderoso
-Claro, lo que digas enana. –Soltó una carcajada al ver mi mueca de enfado y quedo sonriendo viendo hacia mí.-
No podía dejar de verlo, esos ojitos color miel y esa sonrisa... joder que bien se sentía estar con él y admirar tanta belleza.
-Ven hay que sentarnos, quiero contarte algo.
Habíamos llegado ya al tren nos sentamos en el piso, yo doble las piernas y lo que hacíamos era sentarnos espalda a espalda, nos recargamos, uno con el otro.
-Bueno hace un tiempo conocí a un chico, somos amigos y todo, me siento feliz de que sepa de mi existencia pero, con el tiempo me di cuenta que lo amo. Por qué ¡dioooos! simplemente es ideal para mí. ¡No!, más bien es perfecto para mí.
Deje de hablar 5 segundos, aun no tenía la suficiente valentía para confesárselo, hasta que el hablo
-¿Quién es, he? – Se paró y se sentó frente a mí-.
Haciendo claro más difíciles las cosas. Baje la vista y cerrando los ojos le dije
-Eres tu... -hice una mueca de arrepentimiento en cuanto lo dije, pero debía hacerlo
El tomo mi cara entre sus manos y me beso. Nunca había besado y aunque estaba nerviosa, me deje llevar. He esperado tanto tiempo para este momento...
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La Inspiración Llegó
DiversosCada capitulo contiene una historia sobre un tema diverso, desde terror, drogas, amor, historia, amistad etc.