Un año después dio a luz a una niña de extraños cabellos negros y con minúsculos cuernitos, casi no se le notaban pero a él le fascino, aunque no se explicaba el color de pelo. Cuando nuevamente su marido quiso comprobar su virilidad, cargó a la niña en brazos, la gente en la sala esperaba en silencio y Naruto sudado y débil con la paciencia a punto de reventar, se apretaba las manos sobre el regazo.
Momoshiki activó el Byakugan y la nena al notar que su padre lo hizo instintivamente como una animalillo salvaje maquiavélico lo despertó también.
_ Ya tenéis a su heredero al trono_ Dijo satisfecho._ Tu inútil hijo se salvó._ dijo groseramente. Le entregó la niña a su madre._ felicidades, tu otro vástago debería estar agradecido, su hermana le salvo la vida._ Fue el único elogio que recibió desde aquella vez.
Nombraron a la niña Himawari, al rubio le encantó el nombre, hasta que supo que en ese planeta no se referían a la hermosa flor que sigue al sol, ya que ni siquiera existían plantas con capullo, el bautizo hacía referencia a un concepto más obsceno y que no entendió porque sencillamente las costumbres de ese lugar eran extrañas, pero él se quedó con el significado de la florecilla.
Sus hijos crecieron muy rápido, tanto que sintió que no los pudo disfrutar, al parecer se debía al extraño transcurso del tiempo en cómo se manejaba ahí, sólo por pensar en algo, era como si por cada mes pasara un año en el cuerpo de sus hijos, así que al año ya lucían de 12 y 11 años respectivamente, pero para las demás personas no era así, por lo que entendió, la primera etapa de crecimiento llegaba a esa edad, luego había una especie de congelamiento y permanecían con esa apariencia por un tiempo hasta que dieran el segundo "estiramiento" y tendrían esa apariencia para toda su vida. Ahora entendía porque muy pocos lucían viejos como su suegro, en cambio él, no parecía que cambiara ni un poco con el tiempo.
Si bien, su Lord cumplió su palabra al pie de la letra, perdonó el que Boruto haya nacido pero no le estimaba, ni un poquito, toda su atención se derivaba a Himawari, en esa etapa, sus hijos heredaron expresar sus sentimientos, así que su hija buscaba a su padre, le abrazaba, le tomaba de la mano cuando caminaban, le platicaba efusivamente como le iba tan excelente en su estricto entrenamiento y su esposo, aunque no correspondía con la misma excitada alegría, le escuchaba solamente, aunque no volteara a ver a la chiquilla, en ese momento Naruto descubrió que su consorte demostraba cariño, a su hijita nada más, por muy poco que fuera pero era algo.
Tal vez Naruto ignoraba que Momoshiki llego a sentir algo parecido al enamoramiento por él, que por ello se había rendido a sus pies en muy pocas y contadas ocasiones. Como el perdonarle la vida a Sasuke para que le mostrara su amor, cuando dejo vivir a Boruto por su capricho o el que encontrara estimulante y digno de presumir que su hija fuera más parecida a él por los sentimientos y la dulzura de sus ojos.
Lo lamentable de la situación venia cuando su primer hijo intentaba hacer lo mismo que su hermana menor, a cambio, era rechazado, reprendido y humillado cuando lo único que quería era un poco de amor por parte de su padre, pero este no tenía piedad en demostrarle que no lo quería. A pesar de ello, el rubito menor no se rendía, quería el cariño de su papá, aunque sabía bien que éste no lo apreciaba por su ausencia de cuernos y por no tener los ojos blancos, no sabía como pero lo conseguiría.
Una vez de las tantas ocasiones que comían los 4 juntos en el enorme comedor, Himawari hablaba avorazada de su entrenamiento, tenían un estilo de pelea similar al puño suave que los Hyuga pero más duro y exigente. Y como era de esperarse, la niña era muy buena. Así que la nena hablaba de su progreso.
_ Excelente, tienes que ser la mejor, después de todo, tu eres la futura monarca de esta tierra._ algo poco usual, era que Momoshiki se refería a todo el planeta, ya que éste tenía casi el mismo tamaño de la luna de su antiguo hogar. O al menos era con lo único que podía comparar.
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Lagarto Cornudo
FanfictionCuando los jóvenes sufren de amor. Eres el amor de mi vida y me vuelve loco ver como se te enrojecen las mejillas y aprietas los muslos o como te tocas el vientre para detener el aletear de las mariposas que te sembré desde la primera vez que te vi...