Capítulo 4
El rosal congelado.
_ ¡To-chan! ¡To-chan! ¡To-chan!
_ ¿Qué pasa Boruto?
_Tengo hambre._ Alegó con puchero, sentado en una de las sillas del comedor, pidiendo comida.
_ Esperaremos a que Sasuke llegue._ Con la respuesta, su hijito infló los mofletes con la barbilla sobre la mesa pues se sentía inconforme debido a que quería llenarse la tripa.
Su hijito no había comido nada desde el almuerzo, le gustaban los nuevos alimentos que comían, no sabía dónde era ese nuevo lugar, pero tampoco preguntaba dónde estaban, sólo cuestionaba si se quedarían ahí para siempre y cuando traerían a su hermana, cuando le respondía que "Sí y pronto" se ponía contento y se iba a jugar al aire libre, no tenía que usar trajes que le picaban, tenía horarios específicos para dormir, al principio le costó trabajo pero con el tiempo se fue acostumbrado hasta adaptarse a dormir por las noches, Boruto le dijo que ya no recibía miradas indiferentes o de odio, la gente del pueblo donde Vivian era agradable y diferente en todos los sentidos; altos, chaparros, morenos, rubios, pelirrojos y estos siempre le halagaban por sus ojos bonitos, un concepto que no adoraban en su anterior hogar, lo cual le encantaba.
A Sasuke siempre lo elogiaban, pues no sólo era un hombre sumamente apuesto, sino que tenía un marido e hijo preciosos que cualquiera envidiaría. Eran la familia perfecta. Incluso Boruto le decía Sasuke-tou-san de cariño, su hijo por fin recibía el afecto paterno que necesitaba y el teme no dudaba en dárselo de buen modo, sin importarle que fuera hijo ajeno.
_ ¡Tooooo-chaaaan!_ Le sacó un suspiro la insistencia de su vástago.
_ Está bien, come un biscocho, ¡pero solo uno!
_ Sí!!_ Exclamó contento, agarrando el pedazo de comida muy feliz.
Naruto le sonrió y luego volvió leer el periódico que traía entre las manos, ese mundo paralelo les cayó como anillo al dedo. No evitó recordar el pasado desde que comenzaron su nueva vida ahí.
[2]
_ Oye, Naruto amor, no había prestado tanta atención a tu vestido, pero es de oro?_ Dijo como no creyendo sus propias palabras, agarrándole una manga y halándola para comprobar la calidad. El nombrado se quitó del hombro de Sasuke, ya tenía rato en las escaleras, sentados pensando en lo que iban hacer y luego el azabache le dice que su vestimenta era valiosa.
_ Oh... supongo que sí, eso explica porque esta pesado._ El ojinegro lo moldeó entre sus dedos, comprobando la calidad._ ¿recuerdas cuando me encontraste recogiendo piedras preciosas? En el planeta Otsusky se daban muy bien esos minerales, como eran tan comunes los veían como algo ordinario y sin valor, pero sabían que a mí me gustaban, yo creo que tuvieron ese gesto como respeto hacia mí.
_ Tal vez podemos venderlo para financiar nuestro negocio._ ambos se miraron por un instante y luego sonrieron cómplices.
[3]
El negocio era una cafetería de todo tipo de bebidas y postres, la llamaron Himawari's coffee, para comenzar, compraron un terreno pequeño donde harían plantaciones de café, el sembradío fue un desastre en un inicio puesto que no sabían cómo hacerlo, sin embargo con la determinación y la investigación pudieron sacarlo a flote, luego de eso venia la renta del local, un sitio discreto y confortable, a eso venia invertir en el arreglo de la fachada, después la venta de los productos, cabe decir que Naruto y Sasuke se desvelaron muchas noches para cocinar un café decente, entre otras bebidas, aunque la cafetería no tuvo un recibimiento muy remarcado, se fue haciendo popular con el tiempo por los postres preparados por el rubio mayor debido a que sabía hacerlos desde la infancia, estos tenía un sabor rico a diferencia del café que no era tan llamativo, con eso basto para que clientes regresaran o incitaran a nuevos comensales. Ahora eran un negocio respetable y humilde, con el tiempo mejoraron el sabor de las bebidas, se compraron una casita propia cerca de su plantación de café y ahora vivían contentos.
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Lagarto Cornudo
FanfictionCuando los jóvenes sufren de amor. Eres el amor de mi vida y me vuelve loco ver como se te enrojecen las mejillas y aprietas los muslos o como te tocas el vientre para detener el aletear de las mariposas que te sembré desde la primera vez que te vi...