| Turistas. . .|

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Capitulo: Cuatro.

→ Narra él:

Mamá me despertó, ella luce algo emocionada, sonriente me tomó entre sus brazos y me sacó hacia el exterior de la casa, casi arrastrado. Realmente me enojé empecé a dar pasos pesados que hacían mucho ruido, no entendía la maldita razón por la cual un pobre no puede dormir y despertar cuando se le pegue la gana, mi entera existencia tembló cuando vi a Verónica con los ojos llorosos y unos sujetos muy bien vestidos en sus alrededores, me le escapé a mamá y fui corriendo en su ayuda, al llegar la tome de la cintura, ella ya conocía mi abrazo, tanto que ni preguntó nada solo se aferró a mi.
Ellos hablaban raros no les entendía ni media palabra, lo único que tenía en mente era sacarlos del barrio a pedradas como suelo hacer siempre con los que me molestan o molestan a Verónica, fotos y fotos y nada de explicación, Verónica escuchaba las cámaras cuando emitían el sonido ese, ella lo reconoció así que se aferró aún más a mí, fue entonces cuando realmente me agache y tomé unas piedrecillas. Tenía la sangre acumulada en esa parte de la oreja que tanto me castigan, estaba a tan sólo un paso de apedrear a estos acosadores aún no entiendo porque mamá y Teresa no han hecho nada para detenerlos, vi un señor que se acercó a nosotros y nos ofreció unas golosinas, yo las rechacé y Verónica bueno, ella no las vio.
_¿Tu eres Rick? Ella es ¿Vero nica?_
Asentí con la cabeza, el silencio se acomodó en todo el lugar, los chicos que nos atormentaban ahora nos miran con envidia, ellos entendían lo que ocurría pero yo no, me pone de malas saber que todos están susurrando cosas mientras los nervios sólo me dicen "Apedrealos" el caballero intentó tocar a Verónica pero yo di un paso hacia atrás, el sonrió y nos miró.
_Tranquilos, nosotros somos turistas, estamos buscando a los constructores de la casa encima del árbol._
Yo me quedé mudo, pero Verónica miró en dirección al sujeto, el se dio cuenta de su ceguera por como ella llevaba las manos hacia su rostro para intentar reconocerlo, yo la jalaba pero ella de traviesa seguía intentando.
_Es el...._
Dijo Verónica tocándome el pecho con su palma, estaba un poco más aliviada, yo aún seguía sin confiar, tarde mucho tiempo construyendo esa casa sin ayuda, no se la daré a nadie.
_Ya voy entendiendo, tu  tienes problemas de vista y el es mudo.... Que opinan si  hacemos un trato.... Yo les pagaré mensual y ustedes nos dejan filmar una película en esa casita._
Me quedé mirándole el bigote gracioso que tenía, realmente no le presté atención a lo que dijo, porque no le daré la casa que construí, sentí la mano de Verónica acomodándose en los alrededores de mi cuello, ella asomó los labios en mi oído y susurró algo que sólo yo escuché, asentí con la cabeza y ella miró en dirección al caballero.
_Esta bien, pero cuando terminen la película la casita sigue siendo nuestra._
Verónica es la más inteligente entre ella y yo, siempre sabe que elegir pensando tanto en nuestros padres como en nosotros, si ellos nos pagaban, mis padres tendrían algo de apoyo para una mejor vida, Verónica bueno ella podría seguir ahorrando para su operación, será una pesadilla si algún día ella llega a ver, porque se dará cuenta de lo pobre que realmente soy.
_Perfecto, ya trate con los niños me dieron el permiso para firmar en esa casita, les daré a los padres doscientos dólares mensuales, empezando desde ahora._
El hombre sacó unos papeles y se acercó a nosotros, me dio mucha pena porque realmente no se escribir, lo miré aterrado, el se dio cuenta de eso y espero a que Teresa y Eva se acercaran para firmar,  yo y Verónica nos fuimos apartando lentamente, hasta evadirlos caminamos rápidamente a la casita, allí habían más de estos sujetos elegantes, Verónica no los podía ver pero los escuchaba, ellos nos miraron como si fuéramos moscas bueno a mí, porque Verónica está bien peinada, bien vestida y bien gordita, en comparación yo era el gusano en la manzana, ignore esas vistas y dejé a Verónica parada al lado del árbol, recogí mis cosas y bajé corriendo, la encontré tocando las escrituras en el árbol nuevamente y sonriendo, yo me acerqué y ella me agarró del brazo.
_Rick... Tonto escribiste Vero nica, el espacio entre Vero y Nica no debe estar._
Como si nadie cometiera errores, sonreí por dentro mientras amasaba una de las uvas con los dientes, ella pudo oler las uvas en el tarro, realmente me sorprende la capacidad de esa nariz tan pequeña y fina, seguramente lo hace porque estaba obligada a oler los alimentos antes de entrarcelos en la boca, ella llevó las manos al tarro y sacó una uva, esa tonta me convenció con lo de la casita y ahora también busca arrebatarme las uvas, a veces pienso que la ceguera la está volviendo loca. Nos alejamos de allí y realmente no sabíamos donde ir para estar tranquilo, toda nuestra vida ha sido bajo ese árbol, la casita es nueva pero el árbol no, temíamos ir a otra parte porque nos molestaban los otros chicos así que nos regresamos a casa, vi a mama y papa sonriendo y charlando con el charlatán de hace rato, Teresa estaba coqueteando con otro sujeto aun mas extraño, nosotros nos introducimos en la casa de Teresa, donde Verónica vive....
_Espera.... Tengo un regalo para ti._
Sus regalos me agradan aunque la mayoría de ellos me los quita mamá y los vende, Verónica es de la clase media por lo que es como la rica del barrio, ella entró tocando las paredes, no me asustó dejarla sola, ella conocía su hogar como la palma de su mano, se me perdió de la vista al verla subir unas escaleras y entonces me distraje con algunas chicas que me estaban mirando, por primera vez sentí lo que se siente ser coqueteado.

Fin del capitulo←

【 La ciega y el pobre. 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora