| La casa en el árbol|

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Capitulo uno.

→ Narra él.

Una vez mas salí con ella, como de costumbre tomados de la mano, siendo yo su bastón humano pues seré quien la ayude a ir todas partes.  Estaba esperando este momento por mucho tiempo, había hecho muchas cosas para este regalo que una vez le prometí y aunque fue hace dos años, siento que aún puedo impresionarla.
— ¿Hacia donde vamos esta vez? — Cuestiona ella con algo de curiosidad, después de todo, no puede ver nada, está completamente ciega, no es como cuando era mas pequeña y podia ver algo, su enfermedad creció y ahora que tiene 12 años, esta completamente ciega, pero eso no le quita sus ganas de vivir y desarrollarse como cualquier chica. Apreté los labios antes de responder y con una voz un poco apagada dije:
— Es una sorpresa... — No soy de tantas palabras, prefiero callar incluso cuando tengo muchas cosas que decir. Ella apretó un poco mi mano cuando la miré pude notar en ella una pequeña sonrisa débil, se nota que le gustan las pequeñas sorpresas mías.
— Al menos darme pistas seria bueno.— Eso quiere, pero negué varias veces con la cabeza, aunque claro ella no puede verme, así seguimos caminando hasta finalmente llegar a un árbol bastante grande, demasiado.

→Narra ella.

Finalmente nos detuvimos, estaba empezando a preocuparme por lo mucho que tuvimos que caminar, aunque en realidad no me molesta. Después de todo es divertido salir y escuchar las cosas que suceden por aquí.
— ¿Que se supone que hacemos aquí? —
Pregunté, él, rápido me hizo caminar hacia adelante, guió mi mano hacia adelante así pude tocar algo de cuya textura es dura, parecía tener algo tallado por lo que empecé a leer con los dedos, pude descubrir algunas letras.
No siempre fui ciega, estuve en el colegio hasta los doce años, solo me sacaron cuando ya no podia ver nada, apreté un poco los labios para hablar.
— Vero nica y Rick. —
Mis mejillas se pusieron rojas y hasta los nervios me subieron, es un hermoso detalle.
Antes de que le pudiera dar las gracias me hizo caminar un poco mas luego guió mis manos hacia un lado del árbol, sentí unas escaleras de maderas, muy bien hechas por eso no me dio nada de miedo subir, así que sin dudar empecé a subir, poco a poco, mientras lo hacia empezaba a sospechar de algo...
— No, imposible... No puede ser verdad ¿Es la casa?—
Pregunté bastante sorprendida, pues fue una promesa que me hizo cuando apenas teníamos diez años, nunca le creí por eso no esperaba todo esto.

→Narra él.

Sonreí cuando ella preguntó, no quería arruinar la sorpresa aunque a este paso ya es obvio que se trata de una casa en el árbol.
Yo subí después de ella, hasta finalmente entrar, es bastante amplia, después de todo tuve que robar muchas maderas de mi padre otras las compré con las propinas que me daban cuando salía a limpiar zapatos.
Lo bueno es que finalmente esta hecha me tomó dos largos y forzosos años hacerle esto, puedo ver su cara de asombro mientras toca y toca sin miedo cada parte de la pequeña casa.
— Increíble... — Dijo ella antes de darse media vuelta para caminar hacía mi dirección y así abrazarme con fuerza, aunque no lo dice con palabras puedo sentir su agradecimiento. Le tuve que corresponder luego nos sentamos, tomé un recipiente plateado que tenía al lado lleno de uvas pues y lo puse entre nosotros, lo había preparado todo antes de traerla, ella ni me esperó, rápido el olor llegó a sus narices y no tardó en buscar con su mano.
Tiene un olfato bastante avanzado aveces creo que no es normal, logró encontrar el recipiente lo tomó y lo puso entre sus piernas, solo pude reír.

→Narra ella.

— ¿De que te ríes? —
Pregunté con algo de enojo, solo quería tomar un poco de uva, no adueñarme de todas, por eso volví a colocar el recipiente en su lugar después de haber llenado mis manos, el también hizo lo mismo sentí que había tomado uvas. Desde pequeños nos gustaron estas frutas por eso siempre jugábamos cerca de este árbol, recuerdo que cuando podía ver subía alto incluso mas alto que Rick, se trepar arboles después de todo, nos mantuvimos siempre alejados de la tecnología, mientras otros solo se la pasan en sus casas con celulares y otras cosas nosotros jugamos afuera.
—Oye. . . — Su voz me  estremece, no siempre habla y justamente eso hace la magia, dicen que soy la única persona con la que él habla, no conozco los motivos de su mutismo, apreté los labios para responder. — ¿Si? — Respondí, el  se demoró al menos un minuto para volver a responder. — Cuando sea grande seguiré a tu lado... —
Sonreí un poco solo porque entendí lo que él quiso decir con eso.
— Se que lo harás, estaremos juntos para siempre. — Dije algo sonrojada y nerviosa, una pequeña sonrisa se dibuja en mis mejillas de un momento a otro pues, su respiración esta cerca de mi cuello, no se que hace pero me pone muy nerviosa.
— Lo prometo. — Dijo cerca de mi oído derecho, junte mis manos y cruce mis piernas algo nerviosa.

Fin del capitulo.←

【 La ciega y el pobre. 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora