Te vi inocente, con brillos en los ojos y estrellas que parecían titilar en tus pupilas. Te vi llena de imaginación, soñando con príncipes azules y castillos de cuento de hadas. Te vi crear historias en tu imaginación y protagonizar cuentos que se reflejaban en las películas de Disney.
Te vi crecer y te vi empezar a escribir. Trasladaste cada sueño a palabras en un papel. La magia seguía desplegándose en tu interior, todo parecía tener más vida, empezaba a cobrar una forma diferente.
Seguias sonriendo, paciente, creyendo en cada uno de esos sueños.
Y hoy volví a verte. Me asusté al notar que algunas estrellas de tu mirada se habían apagado. No escribías, no creabas. Estabas tumbada en la cama, tu rostro reflejaba angustia y soledad.
La magia que te rodeaba parecía escaparse con cada lágrima que caía de tu rostro.
Me contaste que, sin preaviso, te chocaste una pared de realidad. Una pared que no se parecía en nada a lo que habías soñado, a lo que habías ido construyendo, primero en juegos y luego en historias. Me preguntaste el porqué de tanta maldad, de tanta frivolidad e injusticia. Parecía que en aquel lugar no había espacio para tus cuentos de hadas, la gente ya no creía en ellos y aún no estabas lista para dejarlos ir. No querías, en el fondo aún seguías creyendo y aferrándote a ellos. De ahí las lágrimas, el mundo quería obligarte a renunciar, a abandonar la esperanza, a que te embarques al ritmo de los demás, a las vivencias y modos de sentir de los otros. Pero tenías tus formas, tus modos, tus sentimientos, "¿Por qué no puedo mantenerlos?" me preguntaste entre lágrimas.
Te abracé hasta que los sollozos cesaron. Te abracé fuerte queriendo darte mí paz. Y cuando recobraste tranquilidad pude decirte:
"No renuncies a nada que forme parte de tu esencia. No dejes ir tus sueños porque alguien que no pudo cumplir los suyos te diga que son imposibles. No dejes de creer, de confiar y de soñar con toda esa magia que te acompaña desde niña. No renuncies a nada, se paciente, sigue soñando y buscando eso que tanto quieres. Te prometo, con todo mí corazón, que a la gente que lleva magia en la mirada y en sus pasos, la vida le da una recompensa; por cada lágrima, por cada día de soledad, por cada quiebre del alma, por cada fisura del corazón. El mundo te va a premiar, pequeña soñadora. Créeme, creelo. Y cuando te des cuenta de que es así, ven y dímelo. Dímelo con una sonrisa de oreja a oreja y disfruta del poder afirmar que aún hay magia en el mundo.”
![](https://img.wattpad.com/cover/127202833-288-k687889.jpg)
YOU ARE READING
Constelación - Compilación de textos
Historia CortaRecopilación de microrrelatos y pensamientos que dejé en la web y en cuadernos olvidados.