"¡Ja-já!" fue lo único que salió de mi antes de desmayarme y caer en los pies de Betsa. Todo ocurrió en cámara lenta, pensé que vería todo negro para después despertar viendo las caras de pánico de mis amigos pero no fue así.
Después de sentir el golpe contra el piso, desperté en medio del bosque de mis sueños justo al lado del pozo. Todo se veía tan claro, por primera vez me sentí en paz en ese espacio pero no duró mucho. La anciana me tomó el hombro para que no huyera, se veía preocupada. Yo me resigné y esperé lo peor pero ella comenzó a decir entre largos suspiros:
- Yo no quiero asustarte pero tampoco quiero que me olvides. Juegas un papel muy importante en esta lucha, no eres solamente un soldado más... tú eres el recipiente de Liliana, la encargada de romper los sellos para soltar a Lucifer del Infierno. Ella ya ronda la Tierra con recipientes improvisados que no la soportan más de un mes. Ha roto 57 de los 66 sellos necesarios y seguirá su camino sin problemas pero te necesita a ti para romper el último.
- ¿Pero por qué a mí? Ni siquiera pude soportar la noticia, me desvanecí en el instante ¿cómo se supone que soportaré a un demonio que intenta liberar al diablo? –contesté exaltada–.
- Ay niña... Son cosas que no comprendes por la edad, esto es algo que ya estaba marcado en tu destino. Los pergaminos de Astrid lo cuentan todo; cuentan tu vida hasta el momento en que aceptas ser el recipiente de Liliana. También relatan la vida de los demás recipientes importantes pero a ellos no será necesario contarles si haces bien tu trabajo.
- ¿Cuál trabajo? –contesté poniéndome de pie– ni siquiera he aceptado lo que soy ni todo lo que implica y según lo que dices si no lo acepto todo seguirá su curso normal ¿No es así?
La anciana Isabel me miró decepcionada y tardó en buscar las palabras adecuadas para responderme. Me tranquilizó su tardanza, todo había transcurrido muy rápido desde la visita a ese sucio local espiritista.
- El problema es que en tu destino está marcado que aceptarás ser el recipiente de Liliana.
Otro "ja-ja" salió de mi ser logrando crear un silencio muy incómodo. Mi mirada se perdió en el suelo tratando de darme la seriedad que necesitaba en ese momento.
- Sé que tienes miedo niña –continuó la viejecilla– pero está escrito en los pergaminos que tú aceptarás ser la persona que preste su cuerpo a Liliana para desatar el Apocalipsis.
- ¡Eso es imposible! –mi tranquilidad se esfumó– yo no puedo cargar con ese peso en mí, moriría de tan solo intentarlo.
- Es por el bien de todas aquellas personas que amas, debes entender que el Apocalipsis es lo que tratamos de evitar.
En este punto mi cabeza comenzó a palpitar tan fuerte que podían verse mis venas saltar al ritmo de mis latidos. Ya no podía pensar en nada más que no fuera mi familia, sólo éramos Diana y yo... Nuestros padres habían muerto cuando yo tenía 15, sino hubiera sido por el apoyo del mejor amigo de mi papá ni siquiera estaría estudiando. Mi hermana y yo decidimos llamarlo tío para evitar las miradas raras de los chismosos, su hijo Rafael siempre estuvo con nosotras ya todos sabían que era nuestro primo. A pesar de su cercanía y el apoyo brindado, mi familia real era solamente Diana. No podía permitirme el ponerla en peligro.
Un árbol cayó a unos kilómetros de nosotras, eso me sacó de mis pensamientos. La viejita me tomó por la cintura y me puso al borde del pozo.
- Los cazadores ya vienen, no dejes que te atrapen antes del tiempo indicado en la profecía. En el momento que despiertes toma el pergamino que Astrid tiene en la mano, ahí tienes el resto de las respuestas.
Sólo pude gritar mientras, gracias al empujón de la anciana, caía por el pozo que parecía no tener fin. Poco a poco pude distinguir una luz y unas voces distorsionadas. Abrí más los ojos y me di cuenta que estaba cayendo hacia el local de Madame Astrid, choqué con mi cuerpo y desperté. Mis amigos no dejaban de preguntar si estaba bien, alcé la mirada y un poco mareada noté que la viejecilla no estaba ahí. Miré a Madame Astrid y ella sonrió al entregarme el pergamino, el cual tomé sin dudar y salí corriendo de ahí.
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Los Pergaminos de Madame Astrid
ParanormalTe daré un consejo... Nunca confíes en las médiums baratas que vienen en cada feria, puedes terminar encontrando algo que no querías. *Esta es una historia derivada del mundo de Supernatural, por lo que encontrarás varias referencias simbólicas a la...